Hace mucho
que leí una historia de otra línea de tiempo basada en un personaje llamado Cándido.
Él también sobrevivió a una dificultosa serie de desgracias y tragedias, y
luego se estableció en una granja cerca de Constantinopla. Escuchando una caprichosa
discusión filosófica, Candide respondió “Todo eso está muy bien, pero es hora
de tender nuestro jardín”. Ahora llegué a ese punto en mi propia historia.
Hay un
jardín metafórico en los actos y actitudes que hacen a la vida de una persona,
y los tesoros de ese jardín son el amor y el respeto. Me he llegado a dar
cuenta que la junta de amor y respeto, de otros y para mí, ha sido la verdadera
búsqueda de mi vida.
“Ahora
tenemos que atender nuestro jardín”.
En este posible mundo de muchos por haber
¿Todo para
mejor, o alguna prueba extraña?
Es lo que
es, y como sea, el tiempo sigue siendo la burla infinita
La flecha
vuela cuando sueñas
Las horas se
suceden, las células se suceden
El Relojero se apega a sus planes
Las horas se
suceden, se suceden
La medida de
una vida es la medida de amor y respeto
Difícil de
ganar, tan fácil de hacer arder
En la
totalidad del tiempo, un jardín que nutrir y proteger
En la salida
y puesta del sol
Hasta que
las estrellas salen y dan vueltas en la noche
Es lo que
es, y por siempre
Cada momento,
un recuerdo al vuelo
La flecha
vuela mientras respiras
El Relojero ha medido su plan secreto en el tiempo
Las horas se
suceden, se suceden
El tesoro de
una vida, es una medida de amor y respeto
La manera en
la que vives, los regalos que das
En la
totalidad del tiempo
Es la única
devolución que esperas
El futuro
desaparece en el recuerdo
Con sólo un
momento entremedio
Vive en ese
momento para siempre
La esperanza
es lo que queda por verse
Música: Geddy Lee/Alex Lifeson; letra: Neil Peart (2012)