Flying Sparks And Alien Warriors (5:27), Drifting (5:48), By The Fireside (4:04), An End In Sight? (4:53), Desmond (3:07), The Wheel Still Spins (6:18), About To Break Loose (1:46), Unleashed (4:11)
Claudio Delgift is an Argentinian composer and multi-instrumentalist, first coming into DPRP's view with The Essential Delgift, a compilation album which placed entertaining jazz-rock-fusion compositions amongst soothing, easy progressive songs. He's also known from his involvement with the progressive rock band LIGHT, who thus far have offered two fine albums, Light and The Miracle Of Life.
This self-titled album, his ninth, is a departure from these progressive roots and soars back into his delightful instrumental world of rock-fusion and solid guitar rock, incorporating folk and slight experimentation.
The music convincingly shows Delgift's growth as a composer of entertaining fusion songs. Each is bound by precise conciseness and profits superbly from his biggest asset, his mastery on guitar. Forcefully rocking or carefully treading within the confinements of his well thought-out songs, he weaves entertaining instrumentals that sparkle with catchy melodies and alluring instrumentation. Some of this he contributes himself (bass, keyboards and percussion), while drums are supplied by various very competent musicians from around the globe.
His versatile style of playing changes with(in) each song, embracing rockier paths reminiscent to Steve Morse/Dixie Dregs in tracks like Flying Sparks And Alien Warriors and An End In Sight, or gliding into subtlety with a delicate Rush-like feel in By The Fireside, where his acoustic noodling breathes refinement.
The flow of the album, placing a groovy piece like Drifting or the ambient sparkling Desmond in between the jazz fusion songs, works like a charm and gives the album a welcoming appeal.
An enjoyable listen and a worthy addition to Delgift's discography, with the benefit of having a superior production in comparison to some of his earlier work.
Flying Sparks And Alien Warriors (5:27), Drifting (5:48), By The Fireside (4:04), An End In Sight? (4:53), Desmond (3:07), The Wheel Still Spins (6:18), About To Break Loose (1:46), Unleashed (4:11)
Claudio Delgift es un compositor y multi-instrumentista argentino, conocido por DPRP mediante The Essential Delgift, un álbum compilación que ubica entretenidas composiciones Jazz-Rock-Fusion entre más tranquilas y relajadas canciones progresivas. También se lo conoce por su banda LIGHT, con la que ha lanzado dos buenos álbumes hasta la fecha, Light y The Miracle Of Life.
Este álbum homónimo, su noveno, es una despedida de estas raíces progresivas y vuelve a elevarse en su delicioso mundo instrumental de Rock-Fusion y sólido Rock de guitarras, incorporando Folk y algo de experimentación.
La música muestra convincentemente el crecimiento de Delgift como compositor de entretenidas canciones Fusion. Cada una está ligada a la otra por ser concisas y precisas, y se ven con la ventaja de contar con su mayor facultad: su maestría en guitarra. Rockeando con fuerza o transitando cuidadosamente entre los confines de sus canciones bien pensadas, teje entretenidos instrumentales que brillan con melodías pegadizas e instrumentación cautivadora. Él mismo contribuye con las ya mencionadas guitarras, así como también el bajo, teclado y percusión, mientras que las baterías son provistas por varios músicos competentes de alrededor del mundo.
Su versátil estilo de ejecución cambia dentro de cada canción, abrazando caminos rockeros que recuerdan a Steve Morse/Dixie Dregs en pistas como Flying Sparks And Alien Warriors y An End In Sight, o deslizándose hacia la sutileza con un delicado ánimo Rush en By The Fireside, donde su enredada interpretación respira pulcritud.
El flujo del álbum, ubicando una pieza con groove como lo es Drifting o la brillante Ambient Desmond entre las canciones con influencia Jazz Fusion, funciona como un encanto y le da al álbum un bienvenido atractivo.
Una escucha disfrutable de un material digno de ser agregado a tu discografía de Delgift, con el beneficio de tener una producción superior comparado a algunos de sus trabajos pasados.
En septiembre 2019 mi hermano Marian
y yo visitamos Planta Baja, un estudio de grabación ubicado en Villa del
Parque, uno de los muchos barrios en Capital Federal. Habíamos encontrado el
lugar mientras buscábamos en Google un estudio que contase con piano de cola
para, lo que me gusta llamar, un mega cover en línea que queríamos hacer con
LIGHT, nuestra banda. La canción era “Hey Jude” de The Beatles.
Germán, el dueño del estudio e
ingeniero de grabación, capturó la toma de Marian maravillosamente con tres
micrófonos de primera gama mientras Gonza, un buen amigo de Marian y un
invitado a casa siempre bienvenido, lo filmó para el eventual video que sería
subido a YouTube, Facebook e Instagram.
Alrededor de cinco meses más tarde,
el cover se había vuelto realidad. Involucra a músicos de Argentina (Tigre,
Santos Lugares y Olavarría - Buenos Aires-), Estados Unidos (California y Nuevo
México), Inglaterra (Devon del Sur), Perú (Lima) y Canadá (Quebec). Sin para nada saberlo, LIGHT publicó el video final el treinta de enero
2020, exactamente cincuenta años después de la última presentación de The
Beatles en vivo sobre la terraza de Abbey Road en Londres. Como anillo al dedo,
¿no creen?
Dos semanas después, el dieciséis de
febrero, la banda lanzó The Miracle Of Life, nuestro segundo álbum de estudio.
2019 en su totalidad había sido invertido en escribir y grabar el material,
cincuenta y tres minutos de música que, me alegra decir, valen cada nota a mi
modo de ver. Nicolas (Jourdain) y Leandro (Galera), ambos miembros de la banda
Resist, hicieron un trabajo sorprendente en batería y bajo respectivamente. Mis
composiciones, así como las de Marian, se vieron poderosamente mejoradas
gracias a su creatividad y ejecución; sin lugar a dudas, una contribución
invaluable inmortalizada en la forma de archivos WAV de alta resolución.
Nos juntamos por segunda vez para una
sesión de fotos a través de Tigre, nuestro hogar (ellos son los que viven en
Santos Lugares, a veinticuatro kilómetros de donde vivimos Marian y yo). La
primera vez que los cuatro compartimos el mismo espacio físico fue en febrero
2019 cuando Nicolas y Leandro vinieron a casa para la reunión inicial, en la
que hablaríamos acerca del proyecto y cómo procederíamos a lo largo del año
hasta que el álbum estuviese terminado. (Leandro grabó todos los bajos desde su
casa, mientras que Nicolas y yo visitamos el Custom Studio Recording de Juan
Estanga en Palermo, Buenos Aires, para tres sesiones en las que se grabaron
todas las baterías.) Y terminado estuvo casi exactamente un año después de esa
primera juntada.
Gonza fue el fotógrafo. Una vez más,
un as bajo la manga. El trabajo se hizo en más o menos una hora durante esa
tarde de domingo, así que volvimos a casa y merecidamente escuchamos el álbum
completo juntos antes de que Nicolas y Leandro retornaran a Santos Lugares. Fue
genial comentar acerca de la experiencia, compartir sentimientos y pensamientos
disparados por cada canción, incluso ciertos pasajes de cada pista que, de
algún modo, se destacan.
Afortunadamente no habían planes para
tocar en vivo. La idea era enfocarse en la difusión del álbum, lograr mayor
llegada por medio de la compartida de videos hechos para sus canciones, hacer
que radios independientes pasaran las versiones editadas (y las no editadas) de
las pistas, y demás. Entonces cuando se declaró el confinamiento, no se sintió
como un golpe tan duro. Aun así todo desaceleró de alguna forma u otra. Esto me
hizo pensar en avanzar con todo lo que estuviera en mis manos para el próximo
álbum. De hecho para marzo/abril 2020 el nuevo material estaba compuesto en su
totalidad. Mi trabajo se basó en preparar las guías para eventuales grabaciones
de batería, así es como mantuve la cordura mientras el confinamiento tenía
lugar a nivel mundial. Sin embargo, una vez terminado esto, ¿qué más luego?
Bueno, LIGHT se vio forzado a
detenerse por un tiempo… Pero no Claudio Delgift.
Mediados
de 2020
No encontré mejor cosa que poner mi
mente en nueva música como solista. Existen dos carpetas en Mis documentos: LIGHT y Delgift,
repletas de archivos mp3 crudos que contienen ideas en guitarra grabadas en el
momento con el celular. Cuando una de estas ideas es capturada, el próximo paso
es decidir dónde guardarla. Para ese entonces había un total de ochenta y tres
archivos. Algunos de ellos duraban entre veinte y treinta segundos, ¡incluso
menos! Podrá parecer un verdadero sin-sentido y algo no realmente inspirado,
¿saben? De todas formas todo lo que elijo registrar es porque siento que lo
vale, sea una secuencia de acordes, un riff, una línea melódica, etc. Se ha
confirmado una y otra vez que vale la pena salvar estas ideas. Cada vez que
escucho álbumes del pasado recuerdo su importancia. Pero con este nuevo álbum
solista -homónimo ya que no tiene ningún significado profundo más allá de hacer
música porque sí- he valorado esa carpeta Delgift todavía más. En el pasado las
composiciones surgían con mucho menos esfuerzo, así que las ideas grabadas eran
básicamente un apoyo para la composición espontánea. Diría que después de
tantos lanzamientos se vuelve cada vez más y más difícil escribir canciones
completas en una sola sesión. Por lo que esta vez sus estructuras fueron encaradas mediante un enfoque más arquitectónico. Seleccioné algunos de
estos archivos y los importé al DAW para ver si conectaban de alguna forma. Ver
la música y reproducirla en un DAW ayuda gracias a la claridad que provee.
Este proceso fue la norma durante
esos meses de confinamiento en otoño e invierno (hemisferio sur). ¡Y voilá!
Después de un tiempo, se dio contenido de treinta y cinco minutos dividido en
ocho canciones instrumentales. Por suerte un álbum solista puede ser grabado
con mucha más facilidad que uno de banda gracias a la Internet y los muchos
excelentes músicos que uno puede encontrar disponibles en línea e invitar a
tocar en sus proyectos. Rodrigo Concha, baterista chileno que vive en Boston
Estados Unidos, estaba realmente entusiasmado acerca de la nueva música y quiso
que le pasara guías de grabación para que él creara las partes de batería y
eventualmente las grabara. Cuatro de las canciones lo tienen
detrás del set: “Flying Sparks And Alien Warriors”, “An End In Sight?”, “The
Wheel Still Spins” y “Unleashed”. También están Noé Keller de Suiza en
batería en la canción “Drifting” (no soy un gran fan de Instagram pero admito
que valió la pena crear una cuenta allí, de otro modo nunca me hubiese topado
con Noé, que hizo un gran trabajo) y mi amigo en línea de años Theo Heidfeld de
Alemania, quien le dio todo el ritmo a “About To Break Loose”, una corta pieza
Funk/Blues tocada como trío junto a Isao Fuji (Japón) en bajo. Theo, Isao y yo
habíamos trabajado juntos en “Over The Hills And Far Away”, un cover en línea
de la canción de Led Zeppelin, en 2017.
Las dos canciones restantes, “By The
Fireside” y “Desmond”, me tienen tocando todos los instrumentos. Bueno, la
primera es una sola toma de guitarra acústica. Recuerdo haberla compuesto y grabado
en unas veinticuatro horas, una refrescante excepción a “la norma” descrita
anteriormente. “Desmond” demandó dos o tres días antes de ser finalizada ya que
contiene múltiples instrumentos: guitarras acústica/eléctrica, bajo fuzz (¡con
wah-wah!), programación de batería, una sarta de pistas de sintetizador,
pandereta… ¡incluso maracas! Lo que me da gracia de “Desmond” es que
originalmente duraba unos cuarenta segundos (archivo mp3 crudo que había sido
salvado en esa carpeta más de un año antes). Todavía me sorprende el hecho de
que la pieza final de tres minutos, a nivel estructural, es exactamente como
ese archivo, simplemente alargada en sus vueltas, lo que le permitió desarrollarse como correspondía. Esta en particular me hizo sentir realmente
bien con la responsabilidad asumida de capturar cualquier cosa que mi
instinto dijera: “Esto servirá algún día”. Es increíble que un arpegio hecho de
una mayoría de cuerdas abiertas que no para, un acorde “errado”, regresar al
arpegio inicial y una secuencia de acordes estándar de cierre que alguna vez
fuera salvado así nomás, pudiese volverse una obra de arte redonda. Se siente
grandioso el ser testigo de ese día que comprueba que toda la paciencia y
constante trabajo invertidos hayan dado sus frutos finalmente.
Finales
de 2020
El lapso de tiempo que va de otoño a
invierno me inspiró a escribir la letra para música que Marian había estado
tocando por mucho tiempo. Usualmente trabajamos de la siguiente forma: si él
tiene alguna música suya, pronuncia palabras, sean sustantivos, adjetivos,
verbos, lo que sea que esté en sincronía con la música que le haya surgido.
Luego uso esas palabras con significado para escribir la letra que encaje con
la melodía de voz. Esta canción terminó llamándose “Spring Is Coming” (La
primavera está llegando), y es una fiel representación de cómo se sintió
sobrellevar el confinamiento y clima frío al mismo tiempo, mientras que se
esperaba con ansias la llegada de días cálidos (y con suerte el fin de la
cuarentena también).
Fue un gran alivio ver tantas
personas decir “¡basta!” cuando la primavera por fin llegó. Antes de toda esta locura, Tigre siempre había visto muchísimos visitantes caminando por las calles durante los fines de
semana ya que es una ciudad turística. ¡Ahora uno puede ver la misma cantidad
de peatones durante la semana! “Spring Is Coming” se siente verdaderamente
apropiada al ser testigo de este desenlace, algo así como una banda sonora de
esa imagen. (Será parte del tercer álbum de LIGHT.)
El álbum solista homónimo fue
finalmente lanzado la primera semana de octubre. Anduvo bastante bien, si
tenemos en cuenta que soy un artista 100% independiente con cero experiencia en
mercadeo. ¡Ja, ja! Veintiséis personas compraron la descarga digital, casi uno
por día, muchos más disfrutaron de los videos hechos para sus canciones en
Facebook y YouTube. Cuando el álbum estaba a punto de ser terminado, pensé en
incluso dos lanzamientos más antes del fin de 2020, un set de dos compilaciones,
una acústica y la otra eléctrica. Con una adecuada remasterización más la
remezcla de dos de las canciones rockeras eléctricas sería suficiente. An Inner World agrupa lo que creo es lo
mejor que alguna vez haya compuesto y grabado en términos de música
acústico-ambiental. The Outside World
junta el material más competente que muestra el poder del Rock que siempre me
ha inspirado.
Estos lados de la misma moneda más el
álbum homónimo eran los pasos finales para darle cierre a ocho años de carrera
solista. Ahora que me he tomado el tiempo de curar mi arte, he creado la página
en Bandcamp donde todo este material puede ser escuchado y comprado. Esto es lo
definitivo cuando se trata de mi actividad como artista solista. Ahora es
tiempo de retomar lo que había quedado pendiente con LIGHT.
Las estrellas, al parecer, se
alinearon y le permitieron a uno liderar su propio camino. En septiembre se me
ocurrió mandarle un mensaje a Germán de Planta Baja para conocer los nuevos
precios y métodos de pago para futuras sesiones de grabación de batería.
Recordemos que la toma de piano de cola en “Hey Jude” grabada allí había sido
en septiembre 2019. No es que haya una voluntad de, digamos, celebrar
aniversarios ni nada por el estilo, simplemente se da así. Bueno, para mi
conveniencia, Germán acepta PayPal, una opción apenas reconocida acá en
Argentina todavía. Lo tuve en cuenta para cuando Nicolas estuviese listo.
Resulta que él compró micrófonos y una placa para grabar desde casa,
definitivamente un cambio en el juego. Es probable que las baterías las trabaje
Nicolas al 100% de ahora en adelante. Aun así esto no me desvió de la idea de
grabar todas las voces para el próximo álbum en una sesión en Planta Baja.
La única vez que había grabado voces
fuera de casa fue el treinta y uno de mayo 2019 en Londres, Reino Unido. Viajé
allá para ver a Dido en el Roundhouse, esa era la razón del viaje. Una vez
comprado el boleto de avión y con todavía mucho tiempo de sobra antes del día
de partida, me topé con un video en YouTube acerca del SARM Music Village,
estudio de grabación de Trevor Horn, situado precisamente en Londres. Decía
ser, dentro de todo, económico, así que pensé: “¿Por qué no grabar una canción
entera en Londres?” No hace falta decir que amé la idea. Desafortunadamente, en SARM no aceptaban PayPal ni tampoco proveían al músico de instrumentos.
Me vi forzado a dejar ir la idea… A
menos que… ¡Por supuesto! SARM no puede ser el único estudio de grabación en
toda Londres, ¿verdad? Inmediatamente entré a navegar Google y el primer
resultado que saltó fue Greystoke Studio. Andy Whitmore, el dueño, respondió a
mi mensaje diciendo que aceptaba PayPal y
que todos los instrumentos en el estudio podían ser usados sin costo alguno.
¡Bingo! Tres horas fueron reservadas y la canción elegida fue “Aimless”, una
versión acústica acortada del single de LIGHT “Let Go” de The Miracle Of Life (es curioso que “Aimless” fuera grabada y
lanzada antes que la versión original de la banda).
Estaba entusiasmado y a la vez algo
nervioso ya que esta sería la primera vez que trabajaría en un estudio con
personas que no hablaban español. Lo tomé como un desafío, es decir: “Tengo que
hacerme entender”. Y todo fluyó sin más, al igual que en los estudios de Buenos
Aires junto a músicos e ingenieros argentinos.
Me encantó todo de aquella sesión
pero si tuviese que elegir mi momento favorito, diría que fue el grabar las
voces. Solamente quedaban diez minutos y le dije a Princeley, uno de los
asistentes de Andy, que no quería molestar y que las voces podían ser grabadas
en casa. El dijo, “Por favor, no. Entra ahí y hazlo”. Hasta el día de hoy que agradezco
su motivación, me permitió escuchar por mí mismo la absoluta diferencia entre
grabar con una combinación de condenser/auriculares de alta gama y enchufar un
Shure SM58 a una línea directa al estudio portable con monitoreo básico.
Estaba listo para revivir la experiencia
en Planta Baja, ahora con Germán en los controles. Pedí por un set de dos-tres
horas para el viernes trece de noviembre (curiosamente, AC/DC lanzó Power
Up ese mismo día). Estaba determinado a no simplemente ir a hacer mi trabajo
como vocalista y listo. Quería que ese día fuese algo más grande.
Cuando tenía catorce, los amigos con
los que solía juntarme en aquel entonces se quedaron a dormir en el patio
trasero de casa en carpa. Al día siguiente uno de ellos dijo: “¡Vayamos a San
Isidro en bici!” Eso sonó de lo más alocado a mis oídos, siendo que nunca antes
había dejado Tigre en bicicleta. Lo hicimos, y tal como grabar voces en Londres
abrió algo a largo plazo para mí, también lo había hecho aquella bicicleteada. Se
convirtió en uno de los hábitos más liberadores desde ese día en adelante.
Así que mi visita a Planta Baja no
sería vía tren o micro, sino montando la bici por esos veintiséis kilómetros
con tan solo un pequeño bolso con una muda de ropa, un sándwich de pollo, la
cámara digital para tomar algunas fotos y un pendrive para traer las tomas
conmigo de regreso. Me levanté muy temprano para el desayuno, preparé todo y
fui hacia el patio trasero en busca de la bici. Papá ayudó un poco con la
ubicación del bolsito, atándolo bien ajustado debajo del asiento para no tener
que llevarlo colgando del manubrio. Estaba bastante ventoso por la mañana, por
lo que me abrigué lo suficiente como para soportarlo, no demasiado, sabiendo que una
vez que entrara en calor muchas capas de ropa se volverían insoportables. A
pesar del viento, estaba soleado y templado, un día perfecto para las dos
ruedas.
Por más o menos quince años he estado
tomando los caminos que costean la Autopista Acceso Norte ida y vuelta. Este
acceso conecta la Capital Federal en el sur con la Zona Norte de Gran Buenos
Aires. Tigre pertenece al norte. El tren que también conecta ambos lugares
termina en Tigre, aunque las vías están mucho más hacia el este y Acceso Norte,
al oeste. Villa del Parque, mi destino, está hacia el sudoeste. El mejor plan
era tomarlo con calma a lo largo y al costado de la autopista hasta alcanzar la
Avenida Gral. Paz. Esta cruza la autopista y va de este a oeste por muchos
kilómetros. También marca la frontera entre Zona Norte y Capital Federal.
Alrededor de una hora después de partir, llegué allí cómodamente, incluso si
había tomado el riesgo de no respetar estrictamente mis anotaciones hechas
rápidamente a mano el día anterior. Ja, ja. Esa guía terminó siendo inservible
de todas formas, ya había virado lejos de las calles indicadas muy temprano en
el recorrido. Ahí mismo me di cuenta de que podía ganar tiempo al evitar darle
la vuelta a un círculo enorme y simplemente cortar camino en línea recta lo más
que pudiera (no gracias a vos, Googlemaps. ¡Ja!)
No hubo traspies más allá de perder
el rastro perfecto de las calles cerca del estudio. Sabía que estaba en Villa
del Parque ya porque estoy familiarizado con los alrededores. No estaba
preocupado, pero tenía que revisar la hora para asegurarme de llegar a las once
en punto, la hora acordada con Germán. Me detuve en una esquina, tomé el
celular del bolsito y leí 10:06 am, todo en orden. Googlemaps, en esta
instancia, sí fue de ayuda. Me encontraba a solo siete minutos de distancia y a
punto de llegar a Planta Baja, solo quedaban unas cuantas cuadras casi en línea
recta.
Al haber llegado cerca de cuarenta
minutos más temprano, simplemente me relajé. No estaba cansado, la verdad, pero
qué más quedaba por hacer. El asunto es que no pasaron ni dos minutos que
Germán se apareció, también en bicicleta. Pensé: “OK, no hay tiempo que matar
entonces”. Mejor así, ¡hagámoslo!
En la cocina, frente al cuarto de
controles, tomamos un vaso de agua fría y hablamos de este año inusual. Germán
está interesado en budismo y taoismo. Su punto de vista en cuanto a la pandemia
se focaliza en el Karma. Según el horóscopo chino, 2020 es el año de
la Rata, lo que significa que el universo viene a cobrar nuestras deudas.
Aparentemente hemos estado exigiendo los límites del planeta por mucho tiempo y
de algún modo el mundo necesitaba que la humanidad frenara su marcha. Yo soy más de las teorías de la
conspiración, me refiero a que todo esto es, si no orquestado, aprovechado a
más no poder por los que mueven los hilos del mundo para implementar eso que tanto
aman repetir una y otra vez en las noticias las veinticuatro horas del día: la
“Nueva Normalidad”. Siempre me hizo mucho ruido esa frase, y me entristeció ver
tantas personas abiertamente abrazando la tan nombrada “Nueva Normalidad” sin
siquiera una pizca de ira o, al menos, sospecha. Germán no desacreditó esta
forma de verlo, es solo que él va más allá del plano terrenal. “Sea por un
virus genéticamente modificado en un laboratorio por científicos perversos
comandados por la Élite o una genuina sopa de murciélago contaminada en un
mercado de Wuhan, el Karma estaba destinado a manifestarse en nuestras narices”.
Podrá ser A o B que, al fin y al cabo, todos tuvimos que sobreponernos a esta extraña circunstancia.
Las supuestas dos-tres horas se
transformaron en cuatro. Culpa mía, quise probar un cover de Rush, “Resist”,
que había sido maqueteado años atrás. Tal vez esas voces lleguen a la versión
final del cover, si no, habrá una nueva sesión en Planta Baja en algún momento
de 2021. Lo importante es que las siete canciones originales para el tercer
álbum fueron cantadas, entre ellas, "Spring Is Coming". Y tal como mi intuición lo indicó, ir a un estudio para
esta tarea fue la movida correcta. En casa, lo que se supone es una ventaja
-léase todo el tiempo del mundo- bien
puede volverse contraproducente. Uno se obsesiona fácilmente con cada verso y
siente que no está cantando ninguno bien, sin importar qué. En un estudio el
reloj corre y uno sabe que es mucho mejor cantar la canción de corrido y dar lo
mejor que pueda en cada registro. Aprendí ahí mismo que el mejor plan era
cantar cada canción de principio a fin dos veces, y si luego todavía habían
cosas que no quedaron bien en ninguna de las dos pistas, esa frase en
particular podía ser cantada aparte.
Fue excitante. Estaba feliz de notar
que no estaba nervioso porque alguien más estaba presente, cosa que en casa sí
me desconcentra. Ahora bien, sigo siendo yo y esa es mi voz, como siempre lo
fue. No es que haya un cambio radical por el cual volverse loco. Sin embargo espero
que esta vibra más relajada afecte positivamente a las canciones una vez se
llegue a su forma más acabada.
A las tres de la tarde paramos para
preparar todas las pistas así podían ser cargadas en el pendrive. Abrí mi
sesión en PayPal desde la computadora de Germán y le transferí 76 USD -19 USD
por hora- a su cuenta. Aprecié su profesionalismo, buenos modales e interesante
forma de ver la vida, también el hecho de que le encantaron las letras para
este nuevo álbum. Me acompañó hasta la puerta, explicó cómo llegar a Avenida
del Libertador -el camino más directo a Tigre- y nos despedimos, esperando
volver a trabajar juntos en el futuro.
Antes de pedalear de regreso tuve que
sentarme en una esquina en el suelo y comerme ese sándwich de pollo de una vez por
todas. Sí, estaba hambriento, aunque no estuviera del todo consciente de ello
durante la sesión. Ahora, con la panza llena y el bolsito vuelvo a atar al
asiento, con gusto monté la bici y tomé la bicisenda por la mano izquierda de
la calle. Un giro a la derecha y nuevamente hacia la izquierda más tarde y estaba
en Belgrano, sobre Avenida Cabildo. Sabía que acá existen dos muy lindas
disquerías: Jack Flash y Maniac. Es más, mientras pedaleaba por Cabildo muchos
afiches del Power Up de AC/DC aparecían por doquier. Eso me convenció de
detenerme en la galería y revisar si alguna de estas tiendas estaba abierta.
Maniac no, pero Jack Flash sí. Lo malo es que el álbum todavía no está
disponible en formato físico en Argentina, pero el dueño de la tienda estaba seguro
de que se fabricaría como producto nacional y sería distribuido en tiendas muy
pronto.
Algunas cuadras más hacia el este y
estaba por fin en Avenida del Libertador. Esta es muy conocida, una paralela a
Acceso Norte y vías del tren. De hecho, la distancia entre esta y las vías
varía entre cero a diez cuadras de ancho a lo largo de su extensión (veintiocho
kilómetros). Y contrario a otras grandes avenidas como ella, no cambia su nombre
una vez que Avenida Gral. Paz este-oeste es cruzada. Para este punto sí que
estaba cansado. Había estado de pie durante casi toda la sesión y este segundo
tramo del viaje, con un sol intenso calentando el pavimento, sumado el
embotellamiento en el segmento Cabildo, no estaba haciendo las cosas nada
fáciles. Pero en Libertador, una avenida mucho más amigable para con los
ciclistas, recuperé algo de fuerza.
En Zona Norte, la parte que va desde
Vicente López hasta Martínez, hay un sendero costero con vista al Río de la
Plata, el más ancho del mundo. En 2004 su panorámica sirvió de inspiración para
la letra de “Is This The End?”, Parte Uno de la suite de veintiún minutos Our
Spirit. Algunas estrofas de “To Think, To Say, To Do” de Vol. II (y The Essential) también surgieron mientras pasaba el rato allí después de una
bicicleteada habitual de aquellos días. Es el lugar más representativo de mis
años de adolescencia. Así que sentí más que apropiado el detenerme y acercarme
mucho al río una vez más y capturar el momento. A las siete tenía que estar en
casa para dar una clase de guitarra. No me demoré demasiado, lo suficiente como
para descansar un poco y sentirme contento con ese pinchazo de nostalgia. Ya
había habido suficiente aquí-y-ahora/ver-hacia-adelante para un solo día, si me
lo preguntan.
Cerca de media hora más tarde, llegué
a casa. Marian estaba a punto de salir cuando abrí la puerta, papá vino del
patio trasero unos minutos después. “Estás muerto”, dijo Marian, riéndose de mi
cara colorada y sudorosa, ni hablar de la respiración exigida. Preguntó por la
grabación, mientras que papá estaba más interesado en el viaje de ida y vuelta.
Charlamos un rato y pronto subí las escaleras para comer algo antes de que
llegara mi alumno.
Este viernes trece se sintió como un
muy necesario triunfo sobre 2020. Algo dentro decía que este año no podía
terminar sin hacer algo especial. Estoy orgulloso y, a la vez, agradecido de la
experiencia vivida. Siempre se trata de sacar lo que sea que deba salir de
adentro. Cada una de nuestras vidas está hecha de esa imparable emanación de
energía, es lo que hace la diferencia en el mundo, de alguna forma, de alguna
manera, todos los días.
“Responder
la llamada interna y continuar. Pasos para un camino que se ensancha cada vez
más”
In September
2019 my brother Marian and I visited Planta Baja Studio, a recording facility
in Villa del Parque, one of the many neighborhoods in downtown Buenos Aires.
We’d found the place while searching on Google for a studio with a grand piano
available. It was for a, what I like to call, mega online cover that we wanted
to make with LIGHT, our band. That song was “Hey Jude” by The Beatles.
Germán, the
owner of the studio and recording engineer, captured Marian’s take beautifully
with three pro mics while Gonza, a good friend of Marian and an always welcomed
guest home, filmed his performance for the eventual video upload on YouTube,
Facebook, and Instagram.
Around five
months later the cover became a reality. It involved musicians from Argentina (Tigre,
Santos Lugares and Olavarría -Buenos Aires-), United States (California and New
Mexico), England (South Devon), Peru (Lima) and Canada (Québec). Completely
unaware of it, LIGHT published the final video on 30 January 2020, exactly
fifty years after The Beatles’ last live performance on that rooftop at Abbey
Road in London. Pretty neat, don’t ya think?
Two weeks after
this, on 16 February, the band released The
Miracle Of Life, our second studio album. The whole of 2019 had been spent
writing and recording the material, fifty-three minutes of music that, I’m
happy to say, is worth every note in my book. Nicolas (Jourdain) and Leandro
(Galera), both members of the band Resist, did an amazing job on drums and bass
respectively. My compositions, just as the ones by Marian, were powerfully
enhanced by their creativity and execution; undoubtely an invaluable
contribution that’s been immortalized in the form of high resolution WAV files.
We got
together for a second time for a photo shoot around Tigre, our hometown
(they’re the guys from Santos Lugares, 24 kms away from where Marian and I live).
The first time the four of us shared the same physical space was in February
2019 when Nicolas and Leandro came home for the initial meeting to talk about
the project and how we’d proceed throughout the year until the record was done.
(Leandro recorded all of the bass tracks from his home, whereas Nicolas and I
visited Juan Estanga’s Custom Studio Recording in Palermo, downtown Buenos
Aires, three times throughout that year in order to get all of the drum tracks
down.) And done it was almost exactly one year after that first gathering.
Gonza was the
photographer. Again, an ace under the sleeve, as we say in Argentina (“Un as
bajo la manga”). The job was done in an hour or so during that Sunday afternoon,
so we came back home and decided to deservedly listen to the full album
together before Nicolas and Leandro drove back to Santos Lugares. It was great
to comment on the experience, share feelings and thoughts triggered by each
song, even certain passages from each track that somehow stand out.
Fortunately
there weren’t any plans to play live. The idea was to focus on promoting the
record, getting it out there by sharing videos of its songs, having independent
radio stations play the edited (and non-edited) versions of the tracks, and so
on. So when lockdown striked, it didn’t feel like such a blow. Yet things did
inevitably slow down one way or another. That’s how I figured I’d move forward
with everything that was on me regarding the next record. Actually by
March/April 2020 all of the new stuff was written. My job was to prepare the
guide tracks for eventual drum recordings, so that’s how I kept sanity going
while confinement was taking place worldwide. Yet once that was all set, what
then?
Well, LIGHT
saw itself forced to stop for a time… But not Claudio Delgift.
Mid 2020
I didn’t find
anything better to do than putting my mind to new solo music. There are two
folders in My documents, LIGHT and
Delgift, filled with raw mp3 tracks which contain guitar ideas recorded with the
cellphone on the spot. When one of these ideas is captured, the next step is to
decide whether it’s got to be saved inside either one of them. By that time there were a total of
eighty-three files altogether. Some of them ran at between twenty-thirty
seconds, even less! It may seem pointless or not really an inspired thing, you
know? However, anything that I choose to capture is because it feels worthwhile,
be it a chord sequence, riff, melody line, etc. It’s already been proven time
and again that it’s indeed worth saving these. Anytime I listen to past albums
I’m reminded of their importance. But with this new solo album -the self-titled
one as it's got no deep meaning to it other than making music for the sake of
it- I valued that Delgift folder even more. In the past the compositions would
come out way more effortlessly, so those ideas were basically an aid to the
spontaneous songwriting. I guess that after so many releases it becomes harder
and harder to write full songs in just one session. So this time their
structures were realized by approaching them in a more architectural way. I’d
choose some of these files and import them into the DAW to see if they’d
connect someway. Seeing the music and playing it back on a DAW helps because of
the clarity it provides.
This process
was the norm during those fall and winter months (Southern Hemisphere) of
lockdown. And voilá! After a while, content running at thirty-five minutes
divided into eight instrumental songs came to be. Luckily a solo album can get
recorded with much more ease than that of a band thanks to the Internet and the
many excellent musicians one can find available online and invite to play in one’s
projects. Rodrigo Concha, a Chilean drummer who lives in Boston USA, was really
enthusiastic about the new music and wanted me to pass on drum guides to him so
he could create the drum parts and eventually record them. Four of the songs
have him behind the kit, “Flying Sparks And Alien Warriors,” “An End In
Sight?,” “The Wheel Still Spins,” and “Unleashed.” There are also Noé Keller
from Switzerland on drums in the song “Drifting” (not a great fan of Instagram
but I must admit it was totally worth creating an account there, otherwise I
would’ve never come across Noé, who nailed it) and my long-time online friend
Theo Heidfeld from Germany, who grooved it in “About To Break Loose,” a short
Funk/Blues jam played as a trio with Isao Fuji from Japan on bass. Theo, Isao
and I had already worked together in “Over The Hills And Far Away,” an online cover
of the Led Zeppelin song, in 2017.
The remaining
two songs, “By The Fireside” and “Desmond,” have me playing all of the
instruments. Well, the first one is actually a one-take acoustic guitar piece.
I remember fully writing and recording it in about twenty-four hours, a
refreshing exception to “the norm” described earlier. “Desmond” demanded two or
three days before being finished as it contains multiple instruments: acoustic
and electric guitars, fuzz bass (with wah-wah!), drum programming, a bunch of
synthesizer tracks, tambourine… even maracas! What’s funny about “Desmond” is
that it was originally forty-something seconds long (raw mp3 file that’d been
saved on that folder probably more than a year ago). I’m still amazed that the
full three-minute song, structure-wise, is exactly like that raw file, just
stretched in its rounds, what allowed the piece to develop as it should. This
one in particular made me feel really good with myself when it comes to being
responsible enough to capture anything that my gut says, “This will work one
day.” It’s awesome that an ongoing arpeggio with mainly open strings, a “wrong”
chord, going back to the initial arpeggio and a closing standard chord sequence
captured one day just like that can become a round piece of crafted art. It’s a
great feeling when you’re a witness of that day which proves all of the
patience and constant work poured into it has finally paid off.
Late 2020
The fall and
winter span of time inspired me to write the lyric for music that Marian had
been playing for a long time. We usually work together like this: if he’s got
any music of his own, he utters words, be them nouns, adjectives, verbs,
anything that’d be related to the music that came out of him. Then I use those
meaningful words to craft a lyric that’d fit the vocal melody line. This song
ended up being named “Spring Is Coming,” and it’s a perfect representation of
how it felt to go through lockdown and cold weather all at the same time, while
looking forward to the arrival of warm days (and hopefully the end of
quarantine as well).
It was such a
relief to see that people said “enough!” when spring was here at last. Tigre
has always seen lots of visitors walking the streets during weekends as it’s a
touristic city. Now one sees almost the same amount of pedestrians on weekdays!
“Spring Is Coming” feels really appropiate as I witness this outcome, kind
of a soundtrack to that picture. (It'll be included on LIGHT's third album.)
So the self-titled
solo album was finally released the first week of October. It fared pretty well,
taking into account the fact that I’m a 100% independent artist with cero
marketing experience, lol! Twenty-six people bought the digital download,
almost one per day, and several more enjoyed the videos made for its songs on
Facebook and YouTube. When the album was nearly finished I thought of yet two
more solo releases before the end of 2020, a set of two compilations, one
acoustic and the other electric. With a suitable remastering plus a remix of
two of the rocking electric tracks it was going to be enough. An Inner World brings together what I
believe are the best acoustic-ambient songs I ever wrote and recorded, whereas The Outside World gathers the most
competent material that shows the power of Rock music that’s always inspired
me.
These two
sides of the same coin plus the self-titled album were the final steps to wrap
up eight years of solo career. Now that I’ve taken the time to curate my art, I
created the Bandcamp page where all of this stuff can be listened to and
purchased. This is it when it comes to my activity as a solo artist. Now it’s
time to resume what was pending regarding LIGHT.
The stars
seem to align and let one lead their own way. In September I happened to
message Germán from Planta Baja to learn about new prices and payment methods
for future drum recording sessions. Let’s remember that the “Hey Jude” grand
piano take Marian recorded there had been in September 2019. There isn’t any
will to, say, celebrate anniversaries or anything of the sort, it just happens.
Well, to my convenience, Germán accepts PayPal, an option still barely
recognized here in Argentina. I took him into account for whenever Nicolas was
ready to go. Turns out he bought himself some mics and a recording device to
start working from home, indeed a game changer. It’s most probable that the
drums will be 100% worked out by Nicolas himself from now on. Yet this didn’t
stop me from pondering the idea of recording all of the vocals for the third
LIGHT album in one session at Planta Baja.
The only time
I recorded vocals anywhere else but home was on 31 May 2019 in London UK. I
travelled there to see Dido at the Roundhouse, that was the reason for the
trip. Once the plane ticket was bought and there was still plenty of time
before the day of departure, I came across a video on YouTube about SARM Music
Village, Trevor Horn’s recording studio, which is situated in London, precisely.
It was said to be all-in-all affordable so I figured, “Why don’t I record a
full song in England?” Needless to say, I loved the idea. Unfortunately, the
people at SARM didn’t accept PayPal and they didn’t provide any instruments
either.
I saw myself
forced to let go of the idea. Unless… Of course! SARM can’t be the only
recording studio in all of London, can it? Immediately I browsed Google and the
first result that popped up was Greystoke Studio. Andy Whitmore, the owner,
replied to my message saying he accepted PayPal and that all of the instruments in the studio could be used with no
added cost. Bingo! Three hours were booked and the chosen song was “Aimless,” a
shortened acoustic version of the LIGHT single “Let Go” from The Miracle Of Life (funny that
“Aimless” was recorded and released before the original band version).
I was excited
and yet a bit nervous given that this was going to be my first time working on
a studio with non-Spanish speakers. I took it as a challenge, like “I must make
myself understood.” And everything flowed nicely, exactly like working at
studios in Buenos Aires with fellow Argentine musicians and sound engineers.
I loved
everything from that session but if I had to choose my favourite moment I guess
that’d be recording the vocals. There were only ten minutes left and I said to
Princeley, one of Andy’s assistants, that I didn’t want to bother and the
vocals could be recorded back home. He said, “Please, no. Go ahead and do it.”
To this day I’m thankful for his encouragement, it allowed me to hear for
myself the striking difference between recording with a combination of
condenser mic/top quality headphones and plugging a Shure SM58 as a straight
signal to the portable studio with basic monitors.
I was ready
to revamp that experience at Planta Baja with Germán behind the desk. I asked
for a set of two-three hours on Friday November 13 (coincidentally, AC/DC
released Power Up that same day). I was determined not to just go sing the
songs and do my job, I wanted that day to be something even bigger.
When I was
fourteen, the friends I used to hang out with back then came home for a
sleepover at the backyard on a tent. The next day one of them said, “Let’s ride
our bikes to San Isidro!” That sounded like the wildest thing to me, never
having left Tigre by bicycle before. We did it and just as recording vocals in
London opened up something long term for me, so did that bike ride. It became one
of the most liberating habits of all from that day on.
So my visit
to Planta Baja wasn’t going to be by train or bus but by getting on the bike
for those 26 kms with just a little sports bag with extra clothes, a turkey
sandwich, the digital camera to take some pics and pendrive to bring the takes
back with me. I got up very early for breakfast, got everything sorted out and
went to the backyard for the ride. Dad helped a bit by placing the sports bag tight
below the seat so I didn’t have to take it hanging from the steering. It was
pretty windy that early in the morning, therefore I covered myself enough to
stand it, not too much, knowing that once I picked up the heat lots of layers
would be unbearable. Despite the wind, it was sunny and temperate, a perfect
day for the two-wheeled.
For
more-or-less fifteen years I’ve been hitting the side roads of the Buenos Aires
North Access Highway back and forth. This access connects downtown in the South
with the Northern Area of Gran Buenos Aires. Tigre belongs to the North. The
train which also connects both places ends in Tigre, though the railways are further
to the East and the North Access to the West. Villa del Parque, my destination,
is to the Southwest. The best plan was to take it easy alongside the highway
until reaching Gral. Paz Avenue. This one crosses the highway and goes from
East to West for several kilometres. It also settles the boundary between the
Northern Area and downtown. Around one hour since departing, I reached it
comfortably, even if I’d risked getting quite lost for not paying strict
attention to my quickly handmade chart the day before. Ha, ha. That chart
proved worthless anyway, I veered away from the indicated streets too early in
the journey. I realized on the spot that I could gain time by avoiding rounding
a huge circle and simply cutting through a straight line as much as possible
(no thanks to you, Googlemaps, ha!)
There weren’t
any set backs other than actually losing perfect track of the streets near the
studio. I knew I’d reached Villa del Parque because of being familiar with the surroundings.
I wasn’t worried, but I had to check the time to make sure I was going to make
it at 11 am sharp, the hour agreed with Germán. At a corner I stopped, took
away the cellphone from the sports bag and read 10:06 am, all good. Googlemaps, in this instance, was helpful. I was just seven minutes away and about to get
to Planta Baja by riding a few more blocks almost in a straight line.
Since I got
there forty minutes earlier I just relaxed. I wasn’t tired, really, but what
else could I do? The thing is that not even two minutes had passed until Germán
came up, also on a bike. I thought, “OK, there’s no time to kill then.” Better
if there isn’t, let’s do this!
In the
kitchen in front of the console room we had a glass of cold water and talked
about this unusual year. Germán’s into Buddhism and Taoism. His view on the
pandemic focuses on Karma. According to the Chinese horoscope, 2020 is the year
of the Rat, and that means that the universe comes to collect our debts.
Apparently we’ve been pushing the planet’s limits for far too long and somehow
the world needed humanity to slow down. I’m more of a conspiracy theorist,
meaning that all of this is, if not orchestrated, taken full advantage of by
the powers of be to bring on that thing they so much love to repeat over and
over on the 24-hour news: the “New Normal.” That phrase always sounded so off
to me, and it saddened me to see so many people openly embracing the so-called
New Normal without even a tinge of anger or, at least, suspicion. Germán didn’t
discredit this way of looking at it, it’s just that he goes beyond the events
happening in this earthy state. “Whether it’s a genetically modified virus
intentionally released from a lab by perverse scientists ordered to do so by
the Elite, or a genuine naturally poisoned bat soup at a Wuhan market, Karma
was meant to manifest itself in front of our faces.” One way or another, we all
had to make it through this weird circumstance.
The
supposedly two-three hours to be spent there ended up being four. Yet that’s my
fault, I wanted to go ahead and try out a Rush cover of “Resist” that’s been
sketched for years. Maybe those vocals will make it to the final version of our
cover. If not, there will be another session at Planta Baja sometime in 2021.
The important thing is that all seven original songs from the third album were
sung, among them, "Spring Is Coming." And just as my intuition told me, going to a studio for this task was the
right move. At home, what’s supposed to be an advantage -all the time in the
world- might as well be counterprudent. One easily becomes obsessed with each
line and feels they aren’t being nailed no matter what. At a studio, the clock
ticks away and one knows it’s way better to sing the full song straight and
give your best shot for each take. I learned right there that the best plan was
to sing each song from beginning to end twice, and if then there was something
that didn’t work well in any of the two tracks, that particular phrase could be
sung separately and overdubbed.
It was pretty
exciting. I was happy I wasn’t nervous because somebody else was present,
something that at home does put me off. Now, it’s still me and that’s my voice there,
as it’s always been. There’s no extreme makeover to go crazy about. Nonetheless
I hope this loosed vibe will positively affect the songs once we get to their
ultimate form.
At three
O’clock in the afternoon we stopped to prepare all of the tracks so they could
be loaded to the pendrive. I opened my PayPal session from Germán’s computer
and transferred 76 USD -19 USD per hour- to his account. I appreciated his
professionalism, good manners, and interesting views on life, also the fact
that he loved the lyrics I wrote for this new album. He saw me to the door,
explained how to get to Libertador Avenue -the most direct way to Tigre-, and
said goodbye, both of us looking forward to working together again in the
future.
Before riding
back home I had to sit down at a corner on the floor and have my turkey
sandwich for once and for all. Yeah, I was starving, even if I wasn’t really aware
of it during the session. Now with a full belly and the sports bag properly
tightened back to the seat, I gladly got on the bike and followed the bicycle
path along the left side of the street. A turn to the right and back to the
left for several blocks and I was in Belgrano, over Cabildo Avenue. I knew there are two really nice record stores here: Jack Flash and Maniac.
What’s more, while riding down Cabildo several wallpapers of AC/DC’s Power Up
popped up. That convinced me to stop at the gallery and check if any of these
stores was open. Maniac wasn’t, but Jack Flash was. Unfortunately the album
isn’t available in physical format in Argentina yet, but the store’s owner was
sure that it’ll be printed as a national product and distributed among stores very
soon.
Quite a few
more blocks to the East and I was finally on Libertador Avenue. This is a well
known one that’s parallel to the North Access and the train railways. In fact
its distance from the railways varies from cero to about ten streets wide
throughout its full extention (28 kms). And contrary to other big avenues like
it, it doesn’t change its name once the East-West Gral. Paz Avenue is crossed.
At this point I was tired indeed. I’d been standing almost the whole session
and this second portion of the trip with intense sunshine heating up the
pavement plus so much traffic during the Cabildo segment wasn’t making it any
easier. But on Libertador, which is a much friendlier path for bikers, I gained
some strength back.
At the
Northern Area, the part that goes from Vicente López to Martínez, there’s a
coast path with the view of Río de la Plata, the widest river on Earth. In 2004
its sight inspired the lyric to “Is This The End?,” Part One of the
21-minute-long Our Spirit suite. Some verses of “To Think, To Say, To Do” from
Vol. II (included on The Essential too) also came out while spending leisure
time there after a regular bike ride from back in the day. It’s the ultimate
place related to my teen years. Therefore I felt it more than appropiate to
stop and get really close to the river again and capture the moment. At 7 pm I
had to be back home for a guitar lesson so I didn’t spend too much time there,
enough to rest a bit and feel content with that tinge of nostalgia. There’s
been enough right-here-right-now/looking ahead for the day, if you ask me.
Around half
an hour later, I got home. Marian was about to leave when I opened the door,
dad came from the backyard a few minutes later. “You’re dead,” said Marian,
laughing at my sweaty red face and gasps for breath. He asked about the
recording, whereas dad was more interested in the journey back and forth. We
chatted a bit and soon I climbed up the stairs to have a bite to eat before my
student rang the bell.
This Friday
13 felt like a much needed triumph over 2020. Something inside me said this year
couldn’t end without doing something special. I’m proud and at the same time
thankful for the experience lived. It’s always about getting it out of one’s
system, anything that must be taken out. Each of our lives is made out of that
relentless release of energy, it’s what makes a difference in the world,
somehow, someway, every day.
“To answer the inner call and move on. Steps to a road that grows ever
wider”