sábado, 30 de julio de 2011

Los Silmarils: la Unión de la Fe y la Ciencia

Después de un sábado de reunión de Smial, me vi inspirado por la estimulación de la misma y pude por fin darme cuenta de la naturaleza de las joyas de mayor renombre de los Días Antiguos: los Silmarils.

Como se sabe, Fëanor, príncipe noldorin y primer hijo de Finwë, fue el artífice de las tres joyas. Su instructor fue Mahtan, padre de su amor Nerdanel, quien a la larga supo que instruir a su yerno no había sido lo mejor para su propia raza.

Por supuesto, el lado de la ciencia se lo debemos al elfo, pero la magnificencia de los Silmarils no sólo se debe a su habilidad sino también a lo que él mismo guardó dentro de las gemas: la Luz de los Árboles de Valinor, producto de la Reina de la Tierra, Yavanna Kementari. Y esta luz no es más ni menos que la realización de un canto de poder proveniente de una Valier, es decir, un Ainur, lo que a su vez significa, una diosa: el lado espiritual de lo que caracteriza al trabajo élfico mayormente renombrado; un afluente de eventos que desemboca en la creación de las joyas en cuestión. 

Como suele ocurrir en la vida cotidiana, la Fe y la Ciencia tienden a chocar más que a ir de la mano. El Quenta Silmarillion no se aleja de lo que normalmente atestiguamos.

La unión de la Fe y la Ciencia le dio lugar a algo tan maravilloso como peligroso, un verdadero arma de doble filo con la que se puso a prueba la voluntad de muchos a medida que transcurrían las generaciones. Labor élfico protegiendo enternamente el fruto del largo trabajo de uno de los Sagrados, ¿ qué mejor que ello ? muchos pensarían. Algo totalmente prometedor, un símbolo de paz y felicidad, la representación de la armoniosa convivencia entre ambas razas, seres que fueron en un principio creados por Eru el Único. Por otra parte, el vínculo que los une se fortalece cuando los Valar luchan en contra de Melkor con el fin de dejar la tierra en condiciones para la llegada de los Primeros Nacidos.

Pero aún así, se pueden producir choques entre una idea y otra, tal y como ocurrió finalmente.

Como dije en otro texto anterior, ( pensamiento filosófico producido por El Silmarillion: de Aulë & Yavanna ), el rompimiento del vínculo se genera por medio de Melkor y su sutil manera de sembrar desconfianza entre los seres libres de Arda. Su actividad en Valinor después de ser desencadenado alteró la paz del Reino Bendecido, lo que en definitiva desencadenó una serie de tragedias que, por supuesto, le dieron forma a la historia que todos conocemos.

Cuando escribo acerca de algún capítulo, personaje o lugar proveniente de la mente de Tolkien, suelo hacer este tipo de analogías entre su obra y la realidad que observo. En la edición Del Rey de The Lord of the Rings, él mismo dice que su trabajo ( al menos el de la trilogía ) no es alegórico. No lo pongo en duda, es sólo que me resulta natural ver en ello ciertas cosas que coinciden con experiencias vividas o pensamientos que se me aparecen.

Lo que quiero decir es que más allá de mi enfoque, no todo lo escrito por Tolkien tiende a encontrarse en esta realidad que uno vive día a día. Por ejemplo, personalmente no creo que en nuestro mundo haya un Melkor que desuna a las personas por sus particularidades en sus distintas formas de pensar. Creo que es algo natural en los seres humanos encontrar obstáculos de este tipo sin que exista voluntad maligna alguna.

El tema de la Fe y la Ciencia parece estar muy presente en estos días en los que el libre albedrío tiene, se podría decir al menos, más aceptación y tolerancia de la que tenía en épocas pasadas. Pero crea uno lo que quiera, no tendrían por qué generarse grandes conflictos cuando ambas caras de la historia tienen grandes cualidades. Los Silmarils podrán ser un arma de doble filo por su grandeza, pero como cualquier otra cosa de gran importancia capaz de provocar fuerte impacto, depende del balance de quien se responsabilice por ellos. “Muchas cosas no son buenas o malas, es uno quien tiene el don de transformarlas, para bien o para mal”. 

The Silmarils: the Union of Faith & Science

After a nice Saturday when I attended a talk about Tolkien stuff, I saw myself inspired by its stimulation and was finally able to understand the nature of the most reknown jewells from the Elder Days: The Silmarils.

As it is already known, Fëanor, prince of the Noldor and first son of Finwë, was the one who created the three jewells. He was instructed by Mahtan, father of his wife Nerdanel, who eventually realized that instructing his son-in-law in these labours was not the wisest thing to do for the sake of his own race.

Of course, the side of Science must be credited to the Elf, but the magnificence of the Silmarils is not only due to his smithcraft but also to what he himself put inside these gems: the mingled light of the Two Trees of Valinor, product of the Queen of the Earth, Yavanna Kementari. And this light is nothing more and nothing less than the realization of a song of power coming from a Valier, that is, an Ainur, which also means, a Goddess: the spiritual side of what makes the reknown Elven work special; a flow of events which ends with the creation of the spoken jewells.

As it usually happens in every day life, there seems to be more strife than understanding between Faith and Science. The Quenta Silmarillion is not far off from what we generally see.

The union of Faith and Science gave a marvellous and yet dangerous result, a real two-sharp blade that tested the will of several through generations. Elven work eternally protecting the fruit of the long labour of one of the Sacred, what else could be better ? some would say. Something utterly promising, a symbol of happiness and peace, a representation of the harmonious interaction between both races, beings that have been created by Eru, the One. What is more, the bond which draws them together is fortified when the Valar fight against Melkor in order to prepare the earth for the coming of the Firstborn.

But even so, strife between one idea and the other may come true, and that is what happened indeed.

As I said on a previous post ( Philosophic thought ingited by The Silmarillion: of Aulë & Yavanna ), the breaking of the bond comes from Melkor and his subtle ways to sow “diffidence and jealousy between the free peoples or Arda”. His activity in Valinor after being unchained altered the peace in the Blessed Realm, which eventually provoked a series of tragedies that of course gave form to the story we all know.

Every time I write about a chapter, character or place created by Tolkien, I tend to do this type of analogies between his work and the reality I observe. He himself said his masterpiece, at least The Lord of the Rings trilogy, is not allegorical. I do not doubt it, it is just that is second nature to me to find certain things in there that match experiences lived or thoughts that go on in my head.

What I am trying to say is that putting my approach aside, not everything Tolkien has written is necessarily found on this reality we all live day by day. For instance, I do not think there is a Melkor out there harming human relationships by taking advantage of the difference in thought between each other. I believe it is something natural in human beings to come across this kind of obstacles without the need of an ill-will at work.

The Faith/Science issue seems to be getting more and more imporant as time goes by, especially these days in which freewill is, it could be said at least, more accepted and tolerated than in ages past. But no matter what anyone believes, severe conflicts should not arise when both sides possess qualities of their own. The Silmarils might be a two-sharp blade because of their greatness, but as anything else of huge importance which may produce considerable impact, it depends on the one responsible of wielding it. 


“Countless things aren´t good or bad, one has the gift to transformed them, for good or ill”.

lunes, 4 de julio de 2011

El Aventurero

``El camino sigue y sigue desde la puerta.
   El camino ha ido muy lejos
   y si es posible he de seguirlo,
   recorriéndolo con pie decidido
   hasta llegar a un camino más ancho
  donde se encuentran senderos y cursos.
  ¿Y de ahí adónde iré? No podría decirlo´´.

Así es...

Quienes hayan leído El Hobbit y la trilogía de El Señor de los Anillos saben de quién se está hablando cuando se trae a cuenta el nombre de Bilbo Bolsón: un Hobbit afable de debajo de la colina sin más preocupaciones que desayunar dos veces al día (de ser posible), cuidar del jardín y fumar pipa sentado en la entrada de su confortable agujero Hobbit.

Pero a pesar de ser lo primero que conozcamos de su persona, recordamos a Bilbo no por las tradiciones de su gente, sino por una simple razón: ser el Hobbit más famoso del mundo. ¿Y por qué es así?

En su tiempo, ciertas personas logran trascender la prueba del mismo mediante un relato digno de recordarse, relato que sólo puede tener validez de ser verídico. Su lado Tuk, encendido por Gandalf, llevó a Bilbo a una aventura que no se hubiese imaginado que viviría en todos sus años. Humedad, insectos, desesperación, maravilla, astucia, valentía, resfrío, suerte, todo eso y más lo convirtió en ese de los medianos que, con mayor incredulidad, alteró los designios de una historia de años incontables, todavía en desarrollo. ( Vale destacar que desde el día en que accidentalmente posó su mano sobre el Anillo Único en las profundidades de las Montañas Nubladas, se generó el cambio que años más tarde le daría fin a esta historia infinitamente antigua, y eso no es poco decir ).

El narrador del cuento nos deja algo así como un final inconcluso ya desde el primer capítulo al decirnos ``...bueno, ya verás si ganó algo´´. Generalmente el concepto de ``Aventura´´ se malinterpreta, se cree que es sinónimo de felicidad y entusiasmo solamente. Pero esas son sólo dos de todas las sensaciones que se pueden sentir cuando uno se encuentra viviendo la aventura.

Sí, Bilbo ganó parte del tesoro de los Enanos una vez solucionado el tema del dragón Smaug y la Guerra de los Cinco Ejércitos, ni hablar del Anillo Único. Pero si tuviese que responder a ese final abierto ( aunque ni siquiera sea una pregunta ) diría que lo que ganó el Hobbit al final de todas sus experiencias iniciadas por aquel quien fuera mandado por los poderes para combatir en contra del índice de maldad restante en la Tierra Media, fue una reputación altísima, valorada y comprendida por quienes compartieron estos momentos especiales con él, y malentendida en su mayoría por aquellos que siempre se mantuvieron ajenos a salir y explorar el mundo, a aventurarse al exterior para posiblemente regresar y asentar esas memorias en un libro encuadernado en cuero rojo.

Poco sabemos de los Ciñatiesa o Tallabuena, y lo poco que conocemos se lo debemos al Hobbit que, de alguna u otra manera, salió corriendo de su casa sin un pañuelo para alcanzar a tiempo a sus compañeros, seres que tan solo e inesperadamente había conocido la noche anterior, y que terminó embarcándose por primera y última vez hacia su final en el Oeste (o al menos esto es lo último que sabemos sobre él): Bilbo Bolsón, un aventurero que ha sido merecidamente recordado.

The Adventurer

``The Road goes ever on and on
      Down from the door where it begun.
  Now far ahead the Road has gone,
     And I must follow, if I can,
 Pursuing it with eager feet,
   Until it joins some larger way
Where many paths and errands meet.
  And whither then? I cannot say.´´

Indeed...

Those who have read The Hobbit and The Lord of the Rings trilogy know of whom we are talking about when the name of Bilbo Baggins pops up: an affable Hobbit from the Hill with no other worries than having breakfast twice a day (if possible), take care of the garden, and smoke tobacco from a pipe on the porch of his comfortable Hobbit-hole. But eventhough this is the first thing we know about his character, we remember Bilbo not for the traditional behaviour of his race, but for a simple reason: being the most famous Hobbit in the world. 

And why is that so?

In their time, some people manage to transcend its test through a tale worth being remembered, a tale that is only worthwhile if it is true. His tookish side, ignited by Gandalf, led Bilbo to an adventure which he would have never imagined living in all his years. Humidity, buzzing insects, dispair, wonder, cunning, bravery, cold, luck... all this and more turned him into that of the Halflings who, with major disbelief, altered the designs of a history being unfolded for ages and ages. (It is worth mentioning that ever since he accidentally put his hand on the One Ring in the depths of the Misty Mountains, the change which years later would put an end to that everlasting ancient history, began, and that is not a minor thing to say.)

The narrator gives us readers kind of an open ending right from the book's first chapter by saying: "...well, you will see whether he gained anything in the end." Generally, the concept of "Adventure" is mistaken as it is commonly compared with feelings of joy, euphoria, enthusiasm and so on. But that is only a part of all the possible feelings one could have when living the adventure.

Yes, Bilbo gained one-fourteenth of the treasure of the Dwarves once the dragon issue and the Battle of Five Armies came to an end, let alone the One Ring. But if I had to answer to that open ending, although it is not even a question, I would say that what the Hobbit really gained from his experiences, all thanks to the initiative of that who was sent by the Powers to fight against the remaining presence of evil in Middle-earth, was a very high reputation, appreciated and understood by those who shared these special moments with him, and misunderstood mostly by those who have always been reluctant to go out there and face the world, to venture themselves outside and possibly return and write memories of the journey down on a red-leathered book.

Little it is what we know about the Bracegirdles or Goodbodies, and it is to the Hobbit that we should give thanks for that as he, in one way or another, found himself running from home without a handkerchief in order to reach his partners in time (folk he had only and unexpectedly met the night before), and ended up embarking himself on his last adventure to the West, or at least that is the last thing we know about his doings. Bilbo Baggins: an adventurer who has been deservedly remembered.

miércoles, 15 de junio de 2011

Pensamiento filosófico producido por El Silmarillion (de Aulë & Yavanna)

Al ser testigo una vez más de las inquietudes de Yavanna Kementári, y de las respuestas que recibió de Eru haciéndose este escuchar por medio de Manwë, sentí comprender una de las muchas incertidumbres que alguna vez se hayan generado en mi. No una respuesta definitiva a todos los posibles interrogantes (algo de lo que no estoy interesado en encontrarle respuestas, por cierto), sino un vistazo al por qué es que ciertas cosas se dan de tal manera. En este caso no me refiero a la batalla entre el bien y el mal especialmente, como suele suceder, sólo a los ideales en desacuerdo de seres que tengan una visión definida de qué tendría que ser o qué dejar de serlo dentro del tiempo que les toca vivir.

Muchas veces, sin mala intención alguna, se generan conflictos a causa de malos entendidos que lamentablemente llevan a peleas y discusiones que pueden o no provocar distanciamientos prolongados, y en caso de ser así, tal vez para siempre en situaciones extremas. Cuando uno cree estar totalmente convencido de sí mismo, de lo que lo hace a uno…de su propio tema, siente plena satisfacción personal, y sin saberlo, pretende ser comprendido por su entorno de la misma manera. Pero como bien dice Manwë, los temas de cada quien no están desligados en la Música y no todos vemos al mundo con los mismos ojos.

A Yavanna le preocupa lo que sucederá con sus trabajos en la Tierra Media una vez hayan hecho su aparición los Primeros Nacidos ya que Aulë le describe un panorama que incluye a Elfos, sus creaciones y su convivencia. A su vez, e inquieto a su modo, Aulë concibe algo fuera del alcance de sus posibilidades divinas, de ahí la inestabilidad en el carácter de sus propias creaciones: los Enanos. El producto de su impaciencia es el que primero perturba los pensamientos de su esposa ya que ella le recrimina lo que sucederá más adelante entre su raza y sus propios logros. Esto, comparado al concepto general que se tiene de los Hijos de Ilúvatar, el de portadores de una gran sabiduría por ser testigos de la Luz de Valinor (sólo los Calaquendi, aunque la raza de los Quendi en general es considerada más sabia que los Enanos), lleva a pensar en el diseño original que Ilúvatar tenía planeado para Eä, el Mundo que Es. Mas no importa realmente, porque más allá de lo inmaculada que esa visión sea, no se trata de la voluntad de un solo individuo en singularidad, sea este el más divino y reverenciado de todos; cada ser es influyente en la historia y contribuye al progreso de la misma de alguna u otra manera.

Esta influencia puede tener distintos orígenes, así como también distintos impactos. Se sabe que Melkor, el origen del mal, sembró desconfianza y celos entre los seres libres de Arda. Tal es el caso de los Noldor en Valinor; el modo en que Melkor torna a Fëanor en contra de los Poderes y todas las desgracias que tienen lugar en años por venir a causa de ello. Fëanor nunca fue un ser maligno en escencia, pero se vio atrapado por las mentiras y traiciones de alguien más poderoso que él mismo, lo que lo llevó a la arrogancia primero al rebelarse en Tirion, matanza después al atacar a sus pares los Teleri en Alqualondë, y traición finalmente al quemar los navíos en Losgar, dejando a las huestes de Fingolfin sin otra opción más que aventurarse por el helado cruce del Helcaraxë.

A veces la falta de sabiduría puede alterar los designios de la Música.

A decir verdad, es inevitable tocar el tema del Bien y el Mal al hablar de tales asuntos. A medida que iba escribiendo esto, no pude evitar darme cuenta que las voluntades que hacen al mundo siempre tienen una de dos raíces, al menos ese punto de vista nos brinda Tolkien en su trabajo. En el mundo tal y como lo conocemos, a pesar de ser uno consciente del principio de maldad tanto como de bondad dentro del mismo, y por ende dentro de cada uno de nosotros quienes le damos ser, el ejemplo de Aulë y Yavanna se presta con más claridad por centrarse en las inquietudes de dos seres en los que no nos importa su calidad de buenos y/o malos en este caso (aunque sabemos que no poseen maldad alguna), sino el choque entre sus distintos ideales. Además es un mejor ejemplo que el citado en el párrafo anterior por su calidad posiblemente más terrenal y principalmente por haberle dado origen a esta charla. =)

Así es como con el paso de los capítulos que le dan forma al Quenta Silmarillion, se es testigo del desarrollo de los eventos en las Primeras Edades de Arda. Lo realizado en la Ainulindalë cobra vida en Eä. Y aunque la trama principal nos habla de las guerras de Beleriand a causa del robo de los Silmarils efectuado por Melkor, y de la sed de venganza de los Noldor por Finwë su Señor, un tema subyacente se mantiene a lo largo de toda la historia: la personalidad de cada raza y de cómo aprendieron ( o no ) a convivir entre sí. 

En conclusión, el mundo no es más que los temas que concebimos en nuestra mente, ideas que surgen de nuestra imaginación y que se van develando en tiempo y forma, convirtiéndose eventualmente en realidad más allá de que no se pueda explicar el por qué de este fenómeno; partes de un todo con el que hay que aprender a convivir sabiamente, temas de una gran Música.

Philosophic thought ignited by The Silmarillion (of Aulë & Yavanna)




Witnessing once again the troubled mind of Yavanna Kemetári and the answers she got from Eru through the voice of Manwë Súlimo, I felt I could understand in some way one of many uncertainties that have grown, at any given time, inside of me. Not a definitive answer to all the possible questions (which I am not interested in discovering the answers to them, by the way) but a glimpse of why some things are the way they are. In this case I am not referring strictly to the battle of Good and Evil, as it usually happens. I am talking about the opposite ideals of beings who have a fixed vision of what it is and what should never be (according to them) within their time in the world.

Most of the time, with no bad intentions at all, conflicts are generated because of misunderstandings which regrettably lead to fights and arguments that may break relationships or friendships, sometimes forever in the worst case scenario. When people are totally convinced of their own selves, of what makes them who they are...of their own theme, they feel plain personal satisfaction, and without being really aware, they pretend to be completely understood by everybody else in the same way they understand themselves. But as Manwë says, each and every theme is not detached from the Music, and not all see the world with the same eyes.

Yavanna is worried about what will happen to her works in Middle-earth once the Firstborn make their appearance given that Aulë describes her a scene which includes Elves, her own creations and how they interact. At the same time, and distressed his own way, Aulë conceives something out of the range of his divine possibilities, therefore, the unstable character of his achievement: the Dwarves. The product of his impatience is the one which first disturbs his spouse's thoughts as she recriminates him what will happen in the future between his race and her own achievements. This, compared to the general concept readers have of the Children of Ilúvatar, bearers of a great wisdom because of being witnesses of the Light of Valinor (only the Calaquendi, even though the race of the Quendi in general is regarded as wiser than the Dwarves), makes us think of the original plan that Ilúvatar had for Eä, the World that Is. But it is pointless really, because no matter how pure that vision might be, it is not about the will of one individual only, whether it is the most divine and revered; each being is influential to the story and contributes to its progress in one way or another. 

This influence can have different origins, therefore, different impact as well. It is known that Melkor, the first sign of Evil, sowed diffidence and jealousy between the free peoples of Arda. That is the case of the Noldor in Valinor; the way in which Melkor turns Fëanor against the Powers and all the future tragedies which take place later because of the Doom of Mandos. Fëanor has never been an evil being essentially, just an indomitable spirit of fire. But he saw himself caught in a net of lies and treacheries of somebody more powerful than himself, which led him to arrogance first through rebellion in Tirion, slaughter next through the attack of his people against their kin, the Teleri, in Alqualondë, and betrayal at last through the burning of the stolen ships at Losgar, leaving the host of Fingolfin stranded, with no better choice than crossing the grinding ice of the Helcaraxë.

Sometimes the lack of wisdom may turn the designs of the Music upside-down.

Truth be told, it is inevitable to touch the subject regarding the Good and the Bad when talking about such matters. As I was writing this, I could not help but becoming aware of the fact that the wills that give form to the world have always one of these two roots, at least that is what Tolkien shows us in his work. In the world the way we know it, regardless of our awareness of these two wills moving the strings of destiny (of course, inside each of us who give it being), the analogy of Aulë and Yavanna proves clearer as it focuses on the troubled minds of two beings from whom their quality of good or evil is not the case, even though we know they do not posess any signs of the latter, but in the battle between their two opposite ideals. Besides, it is a better example than the one written on the previous paragraph because of its hopefully earthy feel to it, and mainly because of having sparked the initial thought. =)

That is how, as the chapters of the Quenta Silmarillion go by, one is witness of the development of the events in Arda during the first Ages. What was sung in the Ainulindalë becomes true in Eä. And eventhough the main plot talks about the wars of Beleriand because of the stolen Silmarils and the Noldor's thirst for vengeance for Finwë their Lord, an underlying theme keeps up through the whole story: the character of each race and its members and how they learned (or not) to live together. 

To conclude, the world is just the themes we conceive in our minds, ideas that ignite from our imagination, which gradually develop in time and space and eventually become real even though this phenomenon can't be explained; parts of a whole which one must learn to live wisely with; themes of a greater Music. 

lunes, 23 de mayo de 2011

Nuestro espíritu


En una ocasión, una mente virgen se encaminó hacia una tierra distante ya que su espíritu estaba en llamas, sin saber claramente por qué es que se encontraba inquieta. Motivada por una voluntad inexplicable, continuó sin detenerse y sin mirar atrás; su destino estaba al frente del camino.

En menos de lo que canta un gallo, llegó a cierto punto, no elegido al azar sino un lugar en el que pensó que encontraría paz finalmente debido a las experiencias que había vivido allí en el pasado. Un lugar de amistad, aventura, nostalgia, alegría, esperanza…y libertad.

Así nublada como estaba, la mente comenzó a sentir calma mientras se aproximaba a las orillas de las anchas aguas; un sol brillando gentilmente en un cielo claro. Y allí se quedó. Vino aquí con un propósito, aunque no lograba comprender qué es lo que realmente significaba ello todavía. Pero la respuesta pronto llegó.

El Mar y el Cielo se hicieron Uno, y sólo el soplido del viento se escuchó.

Pero este no fue el fin. Por alguna razón, hubo un largo receso, tan largo que le hubiese hecho creer a cualquiera que en verdad se le había dado un fin a todo lo que la mente vivió y aprendió alrededor de ese tiempo. Pero en realidad, la Experiencia fue vuelta a visitarse después de que hubiesen transcurrido muchos años. De todos modos, lo que sigue es sólo el producto de la ferviente imaginación de la mente, y aun así se podría decir que hay verdad en ella.

Cuando ésta fue respondida, se le dijo que al revelar el horizonte su misterio, rompiéndose por fin su línea distante y abriendo así el portal a lo que vendrá, el Espíritu cruzaría hacia lo que sea que le esperara. Pero ahora que el Espíritu de la mente finalmente dio el paso hacia el Otro Lado, le pareció que nada ha cambiado, sólo el mero atestiguar de la Ruptura de la Línea. Decepcionado, comenzó a moverse de un lado a otro, desesperándose y al mismo tiempo guardando esperanza en que encontraría algo con mayor significado que este reflejo de lo que ha sido. 

En la oscura y horrible extensión del Inframundo, el Malintencionado rio, ya que sintió la desesperada situación del Espíritu y vio una oportunidad de traer uno más a su reino. Así es como una nueva apertura, ahora en el suelo, apareció delante del Espíritu, aunque esta vez no era de un azul luminoso, fruto de la combinación del Mar y el Cielo, sino de un rojo ominoso como fuego con apenas algo de brillo.

Con cierta incertidumbre, el Espíritu se acercó a la apertura, dándose cuenta que sólo tenía dos opciones para elegir: quedarse en el mundo -o en todo caso su gemelo del Otro Lado- o continuar, para bien o para mal.

Finalmente comenzó a descender. Mientras lo hacía, el calor incrementaba, y aun así el Espíritu sintió congelarse al darse cuenta de gritos lamentables de cosas invisibles, siquiera sombras deformadas reflejadas en las paredes cavernosas. Un lugar terrorífico, donde cualquier idea de esperanza era fácilmente confundida con lo que parecía una realidad indeseable.

Descendía sin parar, hasta que un punto brillante se pudo distinguir en la densa oscuridad. Mientras seguía acercándose más y más, el Espíritu vio cómo un trono negro vacío se alzaba del suelo en el medio de un salón espacioso, iluminado todo alrededor por llamas que se elevaban altas como dedos estirándose hacia los techos desnivelados. No mucho tiempo después, el sonido de enormes pasos se aproximó resonante al salón; el centro del Inframundo.

De esta manera se hizo presente el Malintencionado: una inmensidad de masa roja, enorme y encorvada, con hombros masivos y brazos apropiados como para gigantescos martillazos; una voz tan profunda como las cavernas en las que residía. Sus ojos rojos centelleaban con una luz fiera en un rostro de ceño siempre fruncido.

- Así que finalmente has encontrado tu camino ¿no es así? - dijo la criatura - ¿Qué opinas de mi lugar? Acogedor y cálido, diría yo. El Espíritu, algo confundido todavía pero por alguna razón no tan aterrado como cuando descendió por el camino subterráneo, trató de recolectar rápidamente todos los recuerdos posibles de su vida pasada. Luego dijo lentamente: - Supongo que no debí haber esperado tanto, ya que no fui inocente toda mi vida. Tampoco es que haya cometido crímenes imperdonables antes de atestiguar la unión del Mar y el Cielo, así que honestamente no sé qué pensar de todo esto ¡Cómo es que terminé aquí! -.

El Malintencionado, secretamente sorprendido ante la elocuencia del Espíritu, respondió de manera engañosa: - Bueno, este es el único lugar, no existe nada más, a menos que prefieras quedarte en el mundo como un fantasma invisible sin ninguna compañía, y eventualmente consumirte en total soledad y tristeza -.

Mientras escuchaba estas palabras, el Espíritu se dio cuenta que venían acompañadas por imágenes de sus propios recuerdos más oscuros, cosas que ocurrieron y que ocultó en el núcleo de su ser, sin atreverse a revelarlas e incluso intentando deshacerse de ellas para siempre, como si nunca hubiesen sido. Pero éstas eran deformadas por la voluntad del Malintencionado, por lo que el Espíritu vio desarrollarse ante su vista algo mucho peor que el recuerdo original.

Un tornado de emociones creció dentro de sí: rechazo, miedo, arrepentimiento, pero al mismo tiempo una sensación de injusticia y desesperanza al parecer imposible desenmascarar los crueles y engañosos designios de aquello que regía un poderoso reino en las profundidades abismales del Otro Lado, aparentemente sin salida alguna.

Mas el Espíritu no se había dado cuenta hasta ese momento que, más allá de toda esperanza, sí existía una salida. Y así es como la encontró: al principio intentó luchar contra la enferma voluntad del Malintencionado con recuerdos de logros, amor incondicional y cuidado por todas las cosas buenas del pasado…sin éxito. Pronto comprendió por qué no había término para este tormento, ya que en vez de mantener la lucha viva en vano contra los caprichos de una fuerza maligna, repentinamente supo que lo que tenía que hacer era dejarse ir, y no seguir presionando innecesariamente. Entonces las horrendas imágenes eventualmente comenzaron a perder nitidez, y todos los reverberantes sonidos de martillos, gritos, llamas elevándose desde las más profundas regiones del Inframundo, e incluso los rugidos guturales e iracundos del Malintencionado, se tornaron distantes, como el residuo de un mal sueño y nada más.

Luego vino un silencio pacífico, y una fragancia dulce todo alrededor un lugar de luz infinita, sin merecerse la descripción habitual, la que nos muestra dónde es que se supone acuden los buenos espíritus después de dejar el mundo sino un lugar que uno ha imaginado como suyo, en donde siempre ha querido permanecer eternamente después de lo que se era destinado a ser desde el nacimiento hasta el fin de los días. Y de esta manera, el Espíritu finalmente llegó a su Paraíso.