miércoles, 15 de junio de 2011

Pensamiento filosófico producido por El Silmarillion (de Aulë & Yavanna)

Al ser testigo una vez más de las inquietudes de Yavanna Kementári, y de las respuestas que recibió de Eru haciéndose este escuchar por medio de Manwë, sentí comprender una de las muchas incertidumbres que alguna vez se hayan generado en mi. No una respuesta definitiva a todos los posibles interrogantes (algo de lo que no estoy interesado en encontrarle respuestas, por cierto), sino un vistazo al por qué es que ciertas cosas se dan de tal manera. En este caso no me refiero a la batalla entre el bien y el mal especialmente, como suele suceder, sólo a los ideales en desacuerdo de seres que tengan una visión definida de qué tendría que ser o qué dejar de serlo dentro del tiempo que les toca vivir.

Muchas veces, sin mala intención alguna, se generan conflictos a causa de malos entendidos que lamentablemente llevan a peleas y discusiones que pueden o no provocar distanciamientos prolongados, y en caso de ser así, tal vez para siempre en situaciones extremas. Cuando uno cree estar totalmente convencido de sí mismo, de lo que lo hace a uno…de su propio tema, siente plena satisfacción personal, y sin saberlo, pretende ser comprendido por su entorno de la misma manera. Pero como bien dice Manwë, los temas de cada quien no están desligados en la Música y no todos vemos al mundo con los mismos ojos.

A Yavanna le preocupa lo que sucederá con sus trabajos en la Tierra Media una vez hayan hecho su aparición los Primeros Nacidos ya que Aulë le describe un panorama que incluye a Elfos, sus creaciones y su convivencia. A su vez, e inquieto a su modo, Aulë concibe algo fuera del alcance de sus posibilidades divinas, de ahí la inestabilidad en el carácter de sus propias creaciones: los Enanos. El producto de su impaciencia es el que primero perturba los pensamientos de su esposa ya que ella le recrimina lo que sucederá más adelante entre su raza y sus propios logros. Esto, comparado al concepto general que se tiene de los Hijos de Ilúvatar, el de portadores de una gran sabiduría por ser testigos de la Luz de Valinor (sólo los Calaquendi, aunque la raza de los Quendi en general es considerada más sabia que los Enanos), lleva a pensar en el diseño original que Ilúvatar tenía planeado para Eä, el Mundo que Es. Mas no importa realmente, porque más allá de lo inmaculada que esa visión sea, no se trata de la voluntad de un solo individuo en singularidad, sea este el más divino y reverenciado de todos; cada ser es influyente en la historia y contribuye al progreso de la misma de alguna u otra manera.

Esta influencia puede tener distintos orígenes, así como también distintos impactos. Se sabe que Melkor, el origen del mal, sembró desconfianza y celos entre los seres libres de Arda. Tal es el caso de los Noldor en Valinor; el modo en que Melkor torna a Fëanor en contra de los Poderes y todas las desgracias que tienen lugar en años por venir a causa de ello. Fëanor nunca fue un ser maligno en escencia, pero se vio atrapado por las mentiras y traiciones de alguien más poderoso que él mismo, lo que lo llevó a la arrogancia primero al rebelarse en Tirion, matanza después al atacar a sus pares los Teleri en Alqualondë, y traición finalmente al quemar los navíos en Losgar, dejando a las huestes de Fingolfin sin otra opción más que aventurarse por el helado cruce del Helcaraxë.

A veces la falta de sabiduría puede alterar los designios de la Música.

A decir verdad, es inevitable tocar el tema del Bien y el Mal al hablar de tales asuntos. A medida que iba escribiendo esto, no pude evitar darme cuenta que las voluntades que hacen al mundo siempre tienen una de dos raíces, al menos ese punto de vista nos brinda Tolkien en su trabajo. En el mundo tal y como lo conocemos, a pesar de ser uno consciente del principio de maldad tanto como de bondad dentro del mismo, y por ende dentro de cada uno de nosotros quienes le damos ser, el ejemplo de Aulë y Yavanna se presta con más claridad por centrarse en las inquietudes de dos seres en los que no nos importa su calidad de buenos y/o malos en este caso (aunque sabemos que no poseen maldad alguna), sino el choque entre sus distintos ideales. Además es un mejor ejemplo que el citado en el párrafo anterior por su calidad posiblemente más terrenal y principalmente por haberle dado origen a esta charla. =)

Así es como con el paso de los capítulos que le dan forma al Quenta Silmarillion, se es testigo del desarrollo de los eventos en las Primeras Edades de Arda. Lo realizado en la Ainulindalë cobra vida en Eä. Y aunque la trama principal nos habla de las guerras de Beleriand a causa del robo de los Silmarils efectuado por Melkor, y de la sed de venganza de los Noldor por Finwë su Señor, un tema subyacente se mantiene a lo largo de toda la historia: la personalidad de cada raza y de cómo aprendieron ( o no ) a convivir entre sí. 

En conclusión, el mundo no es más que los temas que concebimos en nuestra mente, ideas que surgen de nuestra imaginación y que se van develando en tiempo y forma, convirtiéndose eventualmente en realidad más allá de que no se pueda explicar el por qué de este fenómeno; partes de un todo con el que hay que aprender a convivir sabiamente, temas de una gran Música.

3 comentarios:

  1. Impresionante *Mithrandir*!!!! me sorprendes cada día! : )

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  2. Esta muy bueno. Me gusta como está pensado y si. Es verdad, generalmente más que bien o mal es Conocimiento o Ignorancia.
    Delgift, lindo analisis, lastima no pude comentarlo hoy en la charla.
    Slds!

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  3. Gracias por leerlo, Ariel, y por tu comentario acerca de lo que resultó ser la charla de ayer sábado. :)

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