miércoles, 16 de noviembre de 2011

Relato de la Jaula y Alas


Plumas verde-amarillas revolotearía por siempre y sin propósito dentro de esa maldita jaula de madera, agradablemente decorada por sus dueños con la buena intención de hacerla un hogar. Pero más allá del amor dado a la criatura más inocente todos sabíamos que eso no era un hogar...para nada.

La Criatura Alada, se dice,  aun así aprendió a soportar esta manera de vivir. Hasta aprendió a compartir momentos con sus amos. Ese día en el que se aproximó lo más cerca posible a la mesa en la cual la familia estaba tomando su usual merienda de la tarde no debería ser olvidado nunca; una sorpresa más que gentil para sus miembros.

No mucho se puede decir de tres cuartas partes de las cuatro que conformaban a la familia: una era muy testaruda, y realista pero portando la bandera del pesimismo, justificándose diciendo que no había chances de supervivencia para la criatura fuera de la jaula. La otra solía apoyar ese criterio, principalmente por el amor que sentía por quien lo sostenía. Pero la verdad es que su expresión facial generalmente lo delataba; su corazón sentía otra cosa. La tercer parte era todavía muy joven como para preocuparse del asunto. Pero la parte restante había comenzado gradualmente a sentirse intranquila sabiendo que un animal salvaje estaba en cautiverio dentro de la casa en la que ella vivía. De hecho, siempre estuvo en contra de tener a un animal como mascota si había necesidad de quitarle su libertad para que sea así.

Algunos días la casa quedaba vacía excepto por los Cuadrúpedos y Plumas Verde-Amarillas. Esa cuarta parte sentía mucha incomodidad cada vez que pensaba en lo injusto de la situación: ¿ Por qué los Cuadrúpedos podían andar a gusto dentro de su estancia mientras que Plumas no tenía oportunidad de moverse más allá de unos pocos centímetros de diámetro? Ah, claro, otra vez esa maldita jaula de madera...

Trató de crear consciencia en las mentes de las dos fuerzas mayores dentro del Núcleo. Peleó por un año...dos años...ocho años hasta que finalmente triunfó en su tarea. Pero aparentemente un sacrificio era necesario, mas no conscientemente ya que los efectos se hicieron realidad después de que pasaran dos años.
Ahora que la segundo cuarto se encontraba en un estado más sensible y la influencia del primero ya no estaba presente, había una chance más para el cuarto cuarto de intentar una vez más.

Para sorpresa mía (y realmente no tanto), el cuarto sensible dejó caer una lágrima por Plumas verde-amarillas después de escuchar lo que el ansioso y voluntarioso cuarto tenía para decir...una vez más. Sus palabras, no muy diferentes a las que siempre utilizó para convencer a los demás de que estaban equivocados, tuvieron un efecto más profundo esta vez. “¿Cómo te sentirías si te despertaras  temprano una mañana para ir a la cocina a preparar el desayuno y encontrarte con un `jaula vacía´? Sabés que algún día esta criatura no estará más. Ha vivido muchos años en prisión, ¿pero no debería morir en libertad al menos?” Ese llanto repentino fue la absoluta señal de liberación, y no sólo de Plumas sino también de la segunda cuarta parte, que finalmente se deshizo de su carga perdurable de una vez por todas.

Al otro día, en una nublada y pesada mañana, la criatura más inocente nos hizo llorar, esta vez, a todos: felicidad, tristeza, evidencia de verdaderos y espontáneos sentimientos provenientes de emocionados seres humanos. En el asiento trasero al lado de mi hermano, el pequeño enjaulado comenzó a revolotear de manera excitada, redescubriendo el mundo (¡al menos desde el interior de un automóvil!). Pero lo que nos llegó con mayor intensidad ocurrió minutos más tarde, cuando escuchamos a los otros como él: criaturas aladas salvajes cantando en forma de bienvenida mientras que Plumas verde-amarillas les respondía con un tímido piar.

Nos miramos los unos a los otros maravillados ante esta situación, con una sensación de total convicción de que esto era lo que se debía hacer y que a esta altura no había chaces de pegar la vuelta hasta cumplir con la tarea que nos propusimos llevar a cabo.

Arrimándonos al cerco de alambres que separaba la calle de la abundante vegetación, mi padre, todos con emociones mixtas dentro nuestro, levantó la parte superior de la jaula y le dijo adiós a Ozzy (así es como había sido bautizado el día en que llegó a casa). No pasaron ni siquiera cinco segundos para que saliera volando, incluso hasta con cierta destreza, lo cual nos sorprendió bastante (hay que tener en cuenta que no tuvo la chance de moverse así por mucho tiempo, exceptuando alguna que otra escapada cuando mi padre le cambiaba el agua para beber o el semillero).

Ese segundo en el que alcanzamos a verlo volar directamente hacia la gruesa rama de un inmenso árbol hizo que todo valiera la pena; un recuerdo impreso en nuestras mentes para siempre, diez veces más poderoso que todo el tiempo que pasamos viéndolo día tras día, pero no de la manera en que debió haber sido.
Notas del autor:

Vean cómo se genera una transición durante la redacción del texto. De hablar en tercera persona del singular a cambiar a primera persona del plural. Cuando esto ocurre, es porque toda la parte que sigue la siento tan presente que no pude seguir escribiendo como narrador neutro. Fui parte de una experiencia que resuena hasta el día de hoy en mí. Lo anterior pasó hace bastante ya y no es mi parte favorita de la historia tampoco. 
Así es que pude enfriarme lo suficiente como para neutralizarme mientras re-visitaba esos días sombríos.

En el presente, cuando a veces estoy solo en casa y voy a la cocina para prepararme algo de comer o tomar, me siento muy bien las veces que me percato de la falta de jaula colgando del techo, sin pájaro alguno rogándome ser liberado. Y saber que no murió en cautiverio me hace sentir todavía mejor.  Sé que siempre será así. Su libertad tenía que hacerse realidad algún día, y lo hizo.

En un mundo donde desafortunadamente las buenas acciones son muchas veces dadas por hecho, este recuerdo me acompañará como símbolo de que estas sí pueden tener lugar mientras estemos acá. Es sólo que depende de nosotros darles su lugar, y darles el valor que se merecen.


Todos los derechos reservados (C. A. P. I. F. 2011).

1 comentario:

  1. El texto me toca de cerca dado que me encantan las aves.Me emocionó bastante. Que corazón tan lindo tienes Claudio : )

    ResponderEliminar