jueves, 15 de noviembre de 2012

Una odisea musical




Los primeros días:

Lenny llegó al mundo a mediados de 2006. Incluso antes de que se formara la alineación oficial estuvieron Emiliano Pérgola, un baterista con el que solía hacer música cuando era un pre-adolescente, y Hernán Minoni, que por aquel entonces era el bajista de Desamparados, una banda de Rock & Blues de Tigre. Este trío era más una idea que una banda de verdad. No fuimos muy lejos los tres juntos. Emiliano abandonó el proyecto pronto ya que su verdadera banda era su prioridad. Aunque Desamparados era la prioridad de Hernán, él no renunció a la idea de formar parte de este trío que tenía en mente.

En poco tiempo me pidieron ocupar el rol de guitarrista en Desamparados (esta banda siempre tuvo dos guitarristas, ambos se repartían el trabajo equitativamente. Nunca hubo un guitarrista líder y otro rítmico). Lucas, el guitarrista a remplazar, estaba renunciando. Acepté la invitación, e incluso antes de volverme un miembro oficial de esta banda ya me había comprometido a tocar teclado en una o dos de sus canciones para una fecha próxima. Durante el resto del set de aquella noche toqué guitarra de soporte excepto por “Mary Had A Little Lamb” (versión de Stevie Ray Vaughan), canción en la que aparecí como invitado especial en guitarra líder.

Lo importante de todo esto es que un ensayo para esta presentación se había acordado, y tomaría lugar en mi casa. Aun así la banda me sorprendió esa tarde/noche al tocar el timbre. ¡Se me había olvidado por completo! No fue para tanto, el ensayo se hizo de todas maneras.

Este fue el día en el que conocí al futuro baterista de Lenny: Gogui. Maxi Larreta, un gran baterista de nuestra ciudad (y baterista en mi canción “Heaven”) había dejado de tocar en Desamparados también. No renunció, tampoco fue expulsado. Es sólo que nunca fue un miembro oficial. Lo que había estado haciendo es ayudar a la banda hasta que encontrara un baterista fijo. Gogui fue siempre amigo de Martín, el otro guitarrista. Este lo invitó a unírseles y él aceptó.

Cuando el ensayo llegó a su fin y yo estaba acompañando a los chicos a la puerta para despedirlos, Gogui empezó a preguntarme acerca de mis gustos musicales y demás. Tuvimos una corta conversación sobre ello, corta pero satisfactoria. Eventualmente no empezamos a llevar bien. Nuestra buena relación musical hizo que quisiera invitarlo al proyecto paralelo que tenía con Hernán. Se convirtió en un trío prometedor. De todas maneras no pudimos desarrollarnos tanto como lo hubiese querido, pero fue lo suficiente como para ver que esta idea mía de hace tanto tiempo tenía potencial.  

Una de las canciones que Hernán, Gogui y yo logramos tocar bien fue “Friends” de Joe Satriani. Solamente tocamos en vivo una vez como teloneros de Desamparados en una fecha que tuvo lugar en el patio trasero de mi casa. Recuerdo que tocamos “D.O.A.” y “Learn To Fly” de Foo Fighters también, pero “Friends” se mantiene en mi mente como el logro mayor alcanzado con estas dos personas.

La verdad es que Desamparados no era mi onda realmente. No era malo, aclaro, pero mi dirección musical tenía otro camino que recorrer así que no pude seguir mucho más después de algunas fechas con ellos. Gogui tampoco estaba muy cómodo ya. Dejó la banda al mismo tiempo que yo. Hernán también, pero a su vez dejó de tocar con el ex-baterista y guitarrista. La inevitable disolución de Desamparados se dio, y Hernán estaba triste y hasta enojado con la situación en forma completa, no estrictamente con los miembros del grupo, total o parcialmente. Al menos nunca me dio esa sensación.

Gogui y yo acordamos mantener el proyecto con vida aunque no hubiese necesidad de vernos hasta que encontráramos un nuevo bajista. Cuatro meses pasaron antes de que él me llamara para darme la buena noticia: le había preguntado a Nicolás Morales, un amigo suyo, si quería tocar el bajo con nosotros dos. Éste dijo que sí.

Cuando finalmente nos conocimos en casa de Gogui me di cuenta que ya conocía a Nico de otro lado. Fue durante clases particulares de matemática. Gogui y él las necesitaban para cosas relacionadas con la universidad y yo para temas de la escuela secundaria. Y henos aquí otra vez, juntos pero bajo circunstancias muy distintas (ni hablar que más bienvenidas).

Nico era fan de The Police. Eso encajaba con algunas de nuestras ideas musicales. “Message In A Bottle” fue la primera canción que el nuevo trío tocó. “New World Man” de Rush, una de sus canciones más “policeras”, solía ser un número frecuente durante los ensayos con Hernán. Continuamos tocándola, ahora con Nico en las cuatro cuerdas.  

Esta alineación se veía más oficial ante mis ojos, más tiempo pasado en compañía, más canciones ensayadas. Llegó un punto en el que acumulamos una buena cantidad de canciones así que preparamos todo para volver a tocar en casa. Fue el veinticuatro de marzo de 2007, el mismo día en el que The Who se suponía tocaría en vivo en Buenos Aires por primera vez en toda su carrera. Desafortunadamente los conciertos sudamericanos se habían suspendido con meses de anticipación. Lo que estuvo bueno (y que fue muy apropiado para la ocasión) fue que Lenny (ya teníamos el nombre de la banda decidido para ese entonces) tocó “The Seeker” esa noche, aunque basada en la versión de Rush. La cuestión es que al final música de la banda británica se hizo escuchar en Argentina ese día. Además de “The Seeker” Lenny tocó estas otras canciones también: “Purple Haze” y “Voodoo Child (Slight Return)” (The Jimi Hendrix Experience)“Message In A Bottle” y “Synchronicity II” (The Police), “New World Man” y “Closer To The Heart” (Rush), “Couldn’t Stand The Weather” (Stevie Ray Vaughan & Double Trouble), “Learn To Fly” (Foo Fighters), “Money” (Pink Floyd) y “Aeroplane” (Red Hot Chili Peppers). Como pueden ver, todos covers. Dos canciones propias hicieron su camino hasta llegar a ser presentadas en shows venideros. Una de ellas está bastante descartada ya, tal vez con la excepción de su solo de guitarra. Pero la otra funciona y con suerte va ser grabada apropiadamente pronto.

Tres o cuatro fueron esos “shows venideros” mencionados arriba antes de que Lenny dijera “basta”. Nico y Gogui comenzaban a verse muy ocupados ya sea con trabajo como con estudio. Yo seguí haciendo música por y para mí mismo, escribiendo en la comodidad de mi habitación. De hecho, cosas que hoy en día están disponibles en mi sitio web son composiciones de esos días. Les tomó años ser grabadas. Pero el tiempo no es inconveniente alguno siempre y cuando las cosas se tornen reales al final.     

Otra oportunidad de brillar:

En 2010 tuvimos otra chance de tocar en vivo. Aprovechamos un festival de Rock organizado por el municipio de Tigre. Fue como “El retorno de Lenny”, por así decirlo. Lo más transcendental para mí esta vez fue Nico con su propuesta, de la cual estaba más que convencido: “Chord Change” de Camel. Solamente conocía a Camel de nombre, nunca antes había escuchado ninguna de sus canciones. Nico la buscó en You Tube el día en que nos juntamos para hablar de la fecha que nos esperaba. Quería que la escucháramos y le diéramos nuestra opinión. Inmediatamente empecé a tocar la guitarra sobre la grabación para ir sacando las notas de la primera parte. “Parece ser una canción difícil” dije. Pero Nico dijo que ya estaba sacando correctamente dichas notas, y era sólo mi primera escuchada. Así fue que me di el tiempo necesario para aprenderla entera en los próximos días.

Algo mágico sucedió cuando estaba en mi habitación sentado en frente de la computadora con la misma ventana virtual abierta al día siguiente: de repente fui inspirado a extender el solo de guitarra al darme cuenta que podía enlazarse perfectamente con “Aquatic Ambiance”, una composición que David Wise creó para mi juego de video favorito: Donkey Kong Country. Esta es una pieza que marcó mi niñez. En la adolescencia dejé de jugar a los videojuegos. Por años pasé por alto esta canción hasta que un día mi papá, hermano y yo decidimos mandar a reparar la consola (Super Nintendo). Esa misma semana mi papá condujo hasta Capital Federal para llevar el Super NES a una tienda de reparación. Para su gran sorpresa el técnico dijo que el sistema estaba funcionando perfectamente y que no había nada que reparar. Solamente estaba “oxidado” después de tantos años de desuso. Incluso los cartuchos estaban en buenas condiciones excepto por uno: International Superstar Soccer, DELUXE!, otro juego que de chico jugué toneladas de veces. Una lástima, pero DKC y DK2 (Diddy’s Kong Quest) estaban funcionando y eran esos los más importantes para mí.

Por medio del Super Nintendo pude aprender “Aquatic Ambiance” en la guitarra. Mi hermano seleccionaba el primer nivel bajo el agua de la isla y lo iba pasando y yo escuchaba con cuidado para sacar las notas tanto melódicas como de base.      

Además del solo de guitarra, en “Chord Change” hay un quiebre de órgano en fa menor y si bemol mayor. Ahora bien, si existen dos tipos de solos distintos en una misma canción y a la vez dos juegos de video diferentes (aunque de la misma saga), juegos que mi hermano y yo jugamos una y otra vez en una etapa de nuestras vidas, una referencia a Donkey Kong Country 2 tenía que hacerse. “Forest Interlude”, el melancólico tema de la sección embrujada de la isla, se convirtió en la extensión del solo de teclado, instrumento que sería tocado por Ma-rian, mi hermano. Ésta pasó a ser mi parte favorita del cover.

Entonces todo esto hizo de “Chord Change” la gema del material que íbamos a presentar en el festival. La tocamos en cada uno de los ensayos previos al último día. Las otras canciones fueron “Sweet Miracle” (Rush), “Spirits In The Material World” (The Police), “All Along The Watchtower” (Bob Dylan, versión de The Jimi Hendrix Experience), “No Way Back” (Foo Fighters), “Couldn’t Stand The Weather” (Stevie Ray Vaughan & Double Trouble) y “Kashmir” (Led Zeppelin). Esta última la ensayamos sólo una vez una semana antes del día del festival. Mi intención era que Ma-rian tocara en más de una sola canción. Aun así abrimos con ella el veintiséis de septiembre de 2010, el día del vigésimo-cuarto Cumpleaños de Gogui. Muchas bandas locales se habían inscripto para tocar así que sólo hubo veinte minutos para cada acto. Después de “Kashmir” siguió “Chord Change” (¡teníamos que asegurarnos de que no quedara fuera!). Después vino “All Along The Watchtower”, una canción muy confiable y satisfactoria en muchos niveles. Ese fue el cierre de nuestro turno sobre el escenario.

Y una vez más, Lenny fue puesto a descansar por otro tiempo...

El presente:

El motor volvió a encenderse a fines de 2011 cuando Cristian Kukar, un baterista de mi ciudad, quiso juntarse conmigo para zapar y ver qué onda. Lo llegué a conocer por medio de Facebook gracias a otro batero y fan de Rush: Marcelo Camisay. A esta otra persona la había conocido mediante su Blog dedicado a Rush, VT suena mal. Él es de Boedo, uno de los muchos barrios de Capital Federal. He aquí algo ciertamente loco que la Internet permite: Por fin conocí a un baterista que no sólo su banda favorita es Rush sino que también gusta de bandas como Genesis y King Crimson (¡¡¡y vive a nada más que siete cuadras de mi casa!!!) gracias a un (casi) extraño de Capital con el que solía mantener contacto via Blogger y ahora Facebook. ¿Qué tengo que pensar de todo esto?

Nuestro primer ensayo fue como dúo de guitarra y batería. La primera canción que probamos fue “Dreamline”. Nos sorprendió lo bien que la tocamos en esa primera pasada. Me hizo consciente de lo mucho que a Cristian le gustaba Rush, especialmente Neil Peart. “Dreamline” es una canción que les había sugerido a Nico y Gogui cuando Lenny era una banda formal. Nunca se sintieron cómodos con tocarla, tampoco con “Omega Man” de The Police. Estas dos canciones esperaron mucho tiempo antes de ser llevadas al escenario (por Lenny, obviamente. “Dreamline” es tocada con frecuencia por sus creadores y “Omega Man” pudo haber sido interpretada por otros más allá del trío británico entre 2006 y 2012). Con Cristian fue más fácil elegir canciones gracias a nuestras coincidencias en cuanto a gustos musicales.

Todo esto es muy lindo, pero una pieza del rompecabezas estaba todavía en falta: el bajista. Ahora bien, se puede tener un show sin teclado ni guitarra rítmica si estratégicamente se eligen canciones de “Power Trios”. Pero en Rock y música popular en general la batería y la guitarra por su cuenta no sobreviven. El bajo es el que termina de unificar el ensamble ya que trabaja rítmicamente con la batería y a la vez emite notas que trabajan mano a mano con lo que la guitarra haría. Un tecladista produciendo bajos de sintetizador con su mano izquierda o con sus pies por medio de pedales podría servir, pero un verdadero bajista es, como se dice vulgarmente, “la posta”, y eso es lo que estaba faltándonos.

Gustavo Centurión es un muy buen bajista, alguien con mucha experiencia. Es uno de los tres integrantes de Chop Suey, una banda en la que mi papá cantó en los Noventa. Él fue el único que comentó en mi Estado de Facebook, el cual estuvo dirigido a bajistas en Zona Norte, diciendo que podía contar con él. Ensayamos “Dreamline”, “Omega Man” y “All Along The Watchtower” como dúo una sola vez. Estaba ansioso por armar un ensayo con los tres juntos después de haber tocado solo con Gustavo. Pero al ser tan buen músico es obvio que es constantemente requerido por muchos. Ya tenía una buena cantidad proyectos iniciados con otra gente, y después de una gira de verano junto a los Hermanos Butaca se dio cuenta que no iba a poder unirse a Cristian y yo. Esto le dio comienzo a una nueva búsqueda del tan necesitado bajista.

Mi agenda telefónica todavía contaba con el número de Gervasio. Él es alguien con el que me encontré dos veces en mi vida. Hora de otra anécdota loca, aunque esta vez la Internet no está involucrada en su locura...

En diciembre de 2008 visité Jardín Musical, una disquería que tiene todo lo que me interesa cuando se trata de música. Si el producto deseado no está en el mismísimo local los encargados lo piden, ya sea en forma nacional (si está disponible de esa manera) o importado. Mi presencia esta vez se debía al retiro de un álbum de Eric Johnson que había pedido meses atrás: A Via Musicom. Como estaba vistiendo mi remera de Fly By Night, la que Carlos Prete (gran artista plástico) pintó para mí en Villa Gesell, este completo extraño se me acercó, señaló el dibujo y dijo, “¡Aguante Rush!”. Esto produjo una conversación de aproximadamente media hora que simplemente comenzó con él presentándose. “Hola, me llamo Gervasio”. Ese nombre me llevó instantáneamente a San Isidro, alrededor de una década atrás cuando todavía no era más que un niño...

Javier, mi amigo de la infancia y vecino, me había invitado al MacDonalds de San Isidro, el único cerca con un pelotero para que los chicos pudiesen divertirse jugando además de comer sus hamburguesas. (IMPORTANTE: Ya son muchos años desde que dejé de consumir productos de MacDonalds). Su mamá nos había llevado en auto a este lugar. Durante esa noche, otro chico pasó todo su tiempo junto a Javier y yo. Se llamaba Gervasio, un nombre muy poco común por cierto. Fue uno de esos momentos en los que uno se hace amigo de extraños de su misma edad sólo para pasar el rato. Cuando escuché ese nombre otra vez y lo vi directamente a la cara, no pude creerlo: era ese mismo chico, nada más que mucho más alto ahora. No dije nada porque me parecía algo muy extraño y difícil de explicar en ese preciso instante. Me imagino que a su vez hubiese sido difícil para Gervasio entenderlo. Fue la decisión más sabia, nos permitió enfocarnos directamente en música, que era realmente el punto. Por ejemplo, su presencia en la disquería se debía a su interés por adquirir una copia de Foxtrot, uno de los álbumes más importantes de Genesis.

Antes de despedirnos me pasó su número de celular y el nombre de su banda: Girana Clown. Con gusto acepté esos contactos suyos a pesar de que no estaba interesado en tocar en vivo por aquellos días.

Un buen tiempo pasó antes de que finalmente buscara a Girana Clown en You Tube. Estaba un poco confundido al leer comentarios dejados en uno de los videos y canal de la banda. Mostraban aliento y apoyo más que nada a los miembros de la banda y no tanto a la banda en sí. Después de leer un poco más los terminé de entender: Santiago Urbani había sido su guitarrista, un chico de Tigre que fue asesinado. Esto me impactó, y sólo podía pensar lo injusto y terriblemente triste que va adjunto a algo tan duro con ello. Preferí mantener distancia ya que lo sensible de todo el devastador asunto era palpable, y pude notar un lazo muy fuerte entre los miembros de Girana Clown (más que comprensible).

Para este entonces mi actividad cibernética vio sus comienzos. (Más acerca de esto puede encontrarse en “Sueños...”, una publicación del pasado y disponible en este mismo Blog).

Cristian y yo seguíamos estancados. No podíamos seguir sin un bajista. Así fue que recaí en la agenda telefónica en busca del número de Gervasio. Segundos después de hacerlo me topé con un gran inconveniente: El número no correspondía ya a un abonado en servicio. O sea que la única manera que tenía de contactarlo era mediante Girana Clown. Mi cuenta en Facebook había sido reactivada para ese entonces después de que fuera desactivada por seis meses ya que me había hartado de esta red social. Navegué por su página en FB (una alternativa al canal en You Tube) y leí mucho acerca de Santiago otra vez, lo que me hizo detenerme una vez más. Vi que estaban más unidos que nunca, lo que me hizo sentir algo incómodo. Saben, pedirle a la banda un contacto de su bajista para invitarlo a tocar en otra cosa distinta a Girana Clown. “¿Cómo podrían tomárselo?” era la pregunta que me carcomía. Pero probó ser una tontería porque mi plan no era formar una banda, menos robarle el bajista a otra. Eso es lo que eventualmente le expliqué a Gervasio después de que él mismo respondiera al mensaje que mandé a la dirección de correo electrónico de la GC misma dos semanas más tarde.
La idea de esto que estaba organizando era presentar música que en mi opinión valía la pena presentar. Armé una lista de posibilidades que le mandé a Gervasio. Eventualmente, la mayoría de esas canciones pasaron a ser parte del show final. Se mostró entusiasta ante la propuesta y mostró compromiso desde el principio. Tenía un esguince en su mano derecha debido a un partido de fútbol así que no pudo ensayar la primera vez, pero de todos modos quiso estar presente en el ensayo para escuchar el material en el que Cristian y yo habíamos estado trabajando. Afortunadamente le gustó todo, tanto los covers como las canciones originales, y estaba dispuesto a aprenderse las canciones apenas se recuperara del esguince.

Algunos temas, como dije anteriormente, funcionan bien en formato Power Trio, pero otras cosas que valían la pena tocar necesitaban algo más. Tal es el caso de “Cosmic Suspension”, una de mis composiciones. Esta canción incorpora teclado, y está lejos de ser algo secundario. Ma-rian fue el que se encargó de ello al final. Su aporte hizo que “Cosmic” sonara diferente a la versión disponible en You Tube, en la que yo mismo toqué teclado, aunque la estructura nunca cambió. Ahora sonaba mejorada y más aventurera.

No estaba en mis planes tocar algo de Yes ya que siempre me costó encontrar la manera indicada de interpretar adecuadamente su música compleja en vivo. Gervasio fue un poco insistente acerca de sumar una pieza de Yes al repertorio. Yo sabía que no había chance, menos si la idea era tocar algo de la alineación clásica: Anderson, Squire, Howe, Wakeman & White, lo que rondaba por la mente de Gervasio. Bueno, estaba equivocado. La vida me mostró el camino al hacerme elegir aleatoriamente, de una carpeta con más de mil canciones, “Ritual” dos veces, no seguidas pero la primera vez en una noche y la segunda a la siguiente. Tomé la guitarra y empecé a sacar las partes sin siquiera escuchar la grabación. Lo encaré sin ningún tipo de límites. Acá fue cuando me di cuenta que para hacer un cover de Yes no hace falta respetar la estructura de la canción elegida a rajatabla. Este épico de veintiún minutos tiene mucho contenido, uno puede aprender muchas partes y ubicarlas como mejor le parezca. El resultado de esta experimentación fue una versión instrumental de aproximadamente siete minutos (la introducción de guitarra de cuarenta segundos no fue parte de la colaboración virtual con Dave Becher, Ron Hall y Cees Van Ooijen, tampoco de la versión en vivo ya que la intro de esta última fue tratada con el sonido de cuerdas del teclado).

A pesar de habérseme ocurrido esta versión mucho más viable seguía creyendo que Lenny no la iba poder hacer sonar bien. Gervasio sugirió que al menos tomáramos uno o dos minutos de los siete totales. Eso me hizo pensar en una conexión sin costuras entre el “Experimento Ritual” y “Cosmic Suspension”. Ambas canciones requieren teclado. Ma-rian ya sabía tocar “Cosmic”. “Ritual” terminó de convertirse en una suerte de extensa introducción para mi canción. Sólo tocamos desde el minuto cinco en adelante más la adición de la intro de cuerdas, lo que le sentó bien a Ma-rian como invitado especial.

En todo esto Cristian no estaba realmente contento con el número. Él está más inclinado a la otra cara de Yes: los finales de los Ochenta y principios de los Noventa. Además yo ya había promocionado al evento diciendo que íbamos a hacer música del quinteto británico, y dos minutos de una de sus canciones conectada a otra que ni siquiera es del mismo artista no era suficiente. Razón no le faltaba. Lo discutimos por medio del chat de Facebook y finalmente llegamos a la conclusión de que agregar “Soon”, tercer movimiento de “Gates Of Delirium”, era la solución a este problema. Sí, no deja de ser una canción de los Setenta, pero es una de esas que a Cristian aun así le gusta.
La otra canción original que no funcionaba como Power Trio era “The Battle Of The Pelennor Fields”, una de las dos composiciones que escribí inspirado en la obra de J.R.R. Tolkien: El Señor de los Anillos. La versión final de “The Battle Of The Pelennor Fields” contiene los siguientes elementos: guitarras líder y rítmica, bajo, batería y arreglos orquestales (sonidos de sampler). Hubo un total de veintinueve pistas de audio antes de que Dave Williams, el mezclador de sonido, recibiera todos los archivos para trabajar en la mezcla final.

A la hora de tocar en vivo el artista responsable de la creación de la música a presentarse quiere hacerle justicia a la versión original tanto como le sea posible. En el caso de “Pelennor” lejos estuve de pretender que haya una orquesta de dieciocho músicos compartiendo el escenario con el ensamble de Rock. Al menos vi que podía editar el master de orquesta y reducirlo a una introducción de treinta segundos, lo que resultó ser un toque interesante. De todos modos, una guitarra rítmica era esencial para llevar a cabo “Pelennor”.

Mi actividad en Facebook hizo que me cruzara con muchos buenos músicos en Buenos Aires. Aun así no lograba hacer que ninguno ocupara el puesto de guitarrista rítmico durante el show, que de todos modos todavía estaba en sus cimientos. En todo esto estaba teniendo frecuentes conversaciones con Nico Haut, amigo y compañero de mi hermano en Shimatria como guitarrista, por Facebook. Durante una de estas conversaciones le dije a Nico “Un momento.... vos tocás guitarra”. “Eh... sí” dijo él, respondiendo a mi tan obvia afirmación. “Hace rato que estoy buscando uno para que toqué ‘Pelennor’ en vivo ¿Cómo es que no pensé en vos de una? ¡Estuviste acá todo este tiempo!”. De más está decir que ahí mismo lo invité. Con gusto aceptó la invitación.

Además del guitarrista rítmico necesitaba  también un bajista alternativo. Gervasio aprendió con tiempo casi todo lo que se iba a tocar. “Pelennor” fue lo único que no llegó a aprender con la anticipación necesaria. (Una fecha ya se había fijado para el show así que no podíamos dar muchas vueltas). Pensé en Gustavo Centurión otra vez. Ahora lo iba a estar contactando solamente por una canción, no una lista completa. Tal vez accediera... Su respuesta días después de haberle mandado un mensaje fue que, en su opinión, la canción estaba genial, pero que seguía muy ocupado dando shows con otras personas así que tuvo que declinar la nueva invitación.

Podría decirse que Nico (Morales) era posiblemente la opción obvia desde el comienzo. Pero dado que él también es una persona muy ocupada, aunque tal vez de una manera distinta que Gustavo, dejé pasar la oportunidad de invitarlo. Por dos años estuvimos trabajando en www.delgiftc08.com, mi sitio web (además de ser bajista Nico es también diseñador web, como Axel. De hecho, ambos trabajan juntos bajo el nombre de Top Cube). Esto significa que nunca dejamos de mantenernos en contacto, aunque fuese por correo electrónico la mayoría de veces.

“Pelennor” era un número muy bueno como para dejarlo fuera de la lista. Es la favorita de la gran mayoría de personas que siguen mi actividad musical. Como hubiese sido una pena omitirla me terminé de decidir a mandarle un mensaje a Nico preguntándole si estaba interesado en aprenderla y tocarla. Menos mal que lo hice porque no dudó en decir que sí.

Fines de septiembre de 2012:

Dos o tres meses antes de la fecha de Lenny otra surgió de la nada. La llamé Prog at the Gallery debido a que sería parte de una serie de presentaciones en vivo en galerías de arte de Buenos Aires. Lancelot, el organizador al cual conocí por medio de Ale Sganga (más sobre él en un rato), quiso que me encargara de la Gallery Night de septiembre. Mi mente ya estaba bastante ocupada con Lenny, pero le dije a Lancelot que si se me ocurría algo bueno a tiempo, lo haría. Y así fue...

El concepto de Prog at the Gallery fue... bueno... Prog. Lo tomé por el lado de Rock Progresivo Clásico más que de Neo Prog, por lo tanto, los siguientes números:

1) Panacea (Rush) - guitarra & voz por C
2) The Clap (Steve Howe) - guitarra por July Valls
3) A los jóvenes de ayer (Serú Girán) - piano por Axel Taglia
4) After The Ordeal (Genesis) - por Axel (piano), July (guitarra acústica) & C (guitarra eléctrica)
5) Epitaph (King Crimson) - por Ale (violin) & C (guitarra & voz)
6) Soon (Yes) - por Ale, Axel, July & C
7) Ritual (Yes) - “virtualmente en vivo” por Dave Becher (batería), Ron Hall (bajo), Cees Van Ooijen (sintetizadores) & C (guitarra)

¡Qué gran experiencia fue el haber tocado en aquella galería! Cada número tuvo vida propia. “After The Ordeal”, por nombrar una canción, terminó ahí porque Axel había visto el cover virtual de “Chord Change” por Dave, Ron, Ma-rian y yo después de que lo colgara en su Muro de Facebook. Si Lenny tocó esa canción poco menos de dos años antes es porque Nico había visto a la banda de Axel, The Farm, tocando este instrumental de Camel en vivo antes de que nos volviéramos a juntar. Cuando compartí el cover virtual con Axel y le expliqué todo esto dijo que quería formar parte de cualquier otra colaboración virtual que se pudiera hacer. Le dije que eligiese una canción de su preferencia. Genesis fue su elección. Sugirió “After The Ordeal”, una canción que no había escuchado antes. Eso creía yo, pero sí lo había hecho alguna vez ya que tengo una copia de Selling England By The Pound. El tema es que hasta ese entonces mi atención fue puesta principalmente en las primeras tres canciones de ese álbum: “Dancing With The Moonlit Knight”, “I Know What I Like... (In Your Wardrobe)” y “Firth Of Fifth”.

Tomé mi copia y la llevé a la planta alta para darle “Play” a la pista #6. Me gustó escuchar líneas melódicas de parte de la guitarra y no progresiones de acordes. Siempre es más fácil discernir notas en singular que complejas secuencias de acordes, especialmente si uno no está familiarizado con el estilo del artista del cual tiene que aprender tal pieza. Ese era mi caso más allá de que la gente generalmente comenta en mis videos diciendo que pueden escuchar algo de Steve Hackett en mi manera de tocar. Genial, pero no escuché nada más allá de Selling England By The Pound (y no constantemente) y A Trick Of The Tail. Tal vez la respuesta está en el hecho de haber sido influenciado por guitarristas que a su vez han sido influenciados por Hackett mismo.

No hubo necesidad de escuchar la canción otra vez para aprender la parte de bajo. Es increíblemente sencilla. Lo que es más, se me ocurrió mi propio trabajo con este instrumento. Como de costumbre me ayudé con el bombo de la batería. Dave fue el encargado de “los tachos” y pandereta en la versión virtual.

July entró en escena vía You Tube. Por años ha sido amigo de Julie Rupp Oakes, una amiga en común de Florida, Estados Unidos. Recibí un comentario positivo de él en uno de mis temas originales. Dos en verdad, uno en “Clovers In The Field” y el otro en “The Battle Of The Pelennor Fields”. Cuando entré en su canal para agradecerle por sus palabras supe que también era músico, ¡y de Buenos Aires! Qué mundo pequeño, ¿no? Meses más tarde descubrí que tenía una cuenta en Facebook así que lo agregué a mi lista de amigos. Muchas conversaciones fueron las que tuvimos hasta que un día acordamos hacer algo juntos. Esa noche en la galería fue la primera chance que tuvimos de hacerlo. En vez de yo tocar ambas partes de guitarra en “After The Ordeal”, que fue lo que hice para el cover virtual, repartimos el trabajo: él tocó el “lead” de guitarra acústica durante toda la primera parte y yo me limité a la guitarra eléctrica de cierre.

Acerca de Ale:

Ale Sganga fue mi profesor de violín a principios de 2010. Quería tocar música Celta con un instrumento apropiado para ella por primera vez. Le comenté esto a Nico, que también escucha música Celta/irlandesa (otra razón por la que nos llevamos bien desde el principio) durante una temprana reunión este mismo año. Su única recomendación fue Escuela de Música Celta de Buenos Aires. “Ale Sganga es el profesor de violín”, dijo sin más.

Busqué esta escuela de música en Google. Encontré su sitio rápidamente. El correo electrónico personal de Ale se encontraba en la parte de abajo de la página inicial del sitio. Después de intercambiar correos una primera clase privada de violín se concertó. Tomé algunas más después de ésta, una por semana. Creo que fue durante la tercera cuando llevé puesta mi remera de Test For Echo, otra réplica de Carlos de otra tapa de álbum de Rush. Y qué raro, esta otra remera inició una nueva conversación basada en música, tal y como ocurrió con Gervasio menos de dos años atrás. A Ale le hizo comentar que durante su adolescencia estaba metido a pleno en tocar bajo, y que por aquellos días había mucho que decir acerca del bajista de Rush, Geddy Lee, debido a sus grandes habilidades. Esto nos llevó inevitablemente a hablar más acerca de Rock Progresivo en general. King Crimson fue la segunda banda de la que charlamos. Ale tocó el riff de “21st Century Schizoid Man”, aunque yo no conocía la canción para aquel entonces. Pero cuando trajo a cuenta a Yes, lo único que escuché salir de ese violín fue “Soon”, la línea de voz. Ahí mismo supe que tenía ser un cover, sí o sí. Ale ha sido fan de Yes por más de treinta años. Estoy seguro que tocar melodías de sus canciones favoritas en violín es algo instintivo para él. Pero a mí me afectó de una manera muy especial; la sensación se mantuvo dentro desde aquella vez. Algo tenía que hacerse con esta gran canción.

Contacté a Ale meses más tarde, pero ahora lo hice porque quería hacer un cover virtual de
“I Still Haven’t Found What I’m Looking For” de U2, basado en distintas versiones Celtas instrumentales que tenía repartidas en varias compilaciones del género. Lance Reed de Minnesota, Estados Unidos, un percusionista que conocí gracias a uno de sus videos en You Tube, iba a tocar Bodhrán. Mi tarea era agregar las guitarras acústica y eléctrica más un poco de sintetizador y percusión suave. El violín tan esencial estaba en falta. Ya estaba visualizado en el arreglo. No llegué a ser lo suficientemente bueno como para tocarlo yo mismo, y para esos días ya había dejado de tomar clases y practicar en casa. Pero siento que las ganas de tocar “fiddle” están volviendo, poco a poco. Como sea, sólo necesitaba que alguien se encargara del violín en este nuevo proyecto virtual. Ale acordó adicionar la pieza restante.

Ambos sentimos que “I Still Haven’t Found...” funcionaría mejor que “Soon” por alguna razón. Ahora sé que el problema con esta última era la falta de una excusa significativa para presentarla. Cuando Prog at the Gallery se dio y July y Axel entraron en escena, Ale y yo finalmente encontramos lo que estábamos buscando: la gente indicada, y todo bajo las circunstancias correctas. Así es también como Lenny terminó incluyendo esta pieza de Yes para la performance que se venía en octubre.

Prog at the Gallery terminó siendo algo bastante espontáneo, aunque les pueda resultar difícil de creer. Estoy sorprendido ante el hecho de haber sido capaz de juntar cuatro músicos (sin contar a los internacionales que aparecieron proyectados en la pantalla para “Ritual”) en tan poco tiempo. Salió bien. Tuvo la ventaja de haber sido un acto de “teloneros” de Jon Anderson a diez cuadras del teatro en el que el cantante de Yes se presentaría como solista. Ale y yo atendimos ese concierto apenas termináramos con lo nuestro. Personas de la audiencia de Prog at the Gallery también lo hicieron, todos ellos contactos de Facebook. Fue una gran noche, realmente.

Octubre:

Ahora nos quedaba un mes para Lenny en Cendas así que los ensayos para ello continuaron. Como ya sabemos, el asunto “Yes” ya había sido por suerte dejado atrás, pero había algo más a lo que prestarle atención... El evento había sido promocionado con la inclusión de King Crimson en el repertorio. Pero la verdad es que Cristian, Gervasio y yo sólo teníamos treinta segundos del tema principal de “In The Court Of The Crimson King” como outro de “Son Of Mr. Green Genes” de Frank Zappa, lo que era un caso todavía peor que tocar “Ritual” por dos minutos y listo. Afortunadamente la solución ya estaba ahí: “Epitaph”, pero ahora en su versión más rockera, no la acústica que Ale y yo tocamos en la galería. Y lo que es mejor, conecta perfectamente con el guiño a KC ya que este último termina en si mayor, el acorde dominante de mi menor, el cual es el que le da comienzo a “Epitaph”.

Incluso antes de toparnos con este otro problema Gervasio había dicho durante un ensayo que el final de “The Wreckers”, una canción del nuevo álbum de Rush que estábamos probando, podía ser enlazada a “Epitaph”, también sin costuras dado que el final que se me había ocurrido (la versión original de estudio se funde lentamente) era en mi menor. Pero “Epitaph” no era parte del set, ni siquiera Prog at the Gallery se había dado todavía. Por supuesto que en definitiva la arrojamos ahí dentro, aunque nada tuvo que ver con “The Wreckers”. El final de esta canción de Rush fue cambiado después de que la banda iniciara su gira Clockwork Angels. Cristian prefirió el cierre más enérgico, el volver a la intro en re mayor por tres vueltas.   

Y gracias al haber pasado por todo este necesario proceso, la lista ideal vio por fin la luz:

1) Xanadu/Dreamline (Rush/Rush)
2) Caras Galadhon (C)
3) The Battle Of The Pelennor Fields (C)
4) Omega Man (The Police)
5) Future’s Mystery (C)
6) Between Sun & Moon (Rush)
7) Soon (Yes)
8) Ritual/Cosmic Suspension (Yes/C)
9) The Wreckers (Rush)
10) Son Of Mr. Green Genes/In The Court Of The Crimson King/Epitaph (Frank Zappa/King Crimson)
11) All Along The Watchtower (Bob Dylan, versión de The Jimi Hendrix Experience)

Lo que ahora restaba era ensayar estas canciones todos los sábados a la noche hasta que llegara la última el veintisiete de octubre.

Y esa noche llegó...

El set fue como planeado... casi. Ma-rian se dio vuelta mientras la audiencia nos aplaudía después de “Ritual/Cosmic Suspension” para decir que sí iba a hacer su solo de teclado, uno que una semana antes del show dijo que quería incluir después de haber estado trabajando en él por varias semanas. Le dije que de sentirse cómodo con ello era más que bienvenido en hacerlo.

Su composición parece ser de otra dimensión. Es lo que suele ocurrir con lo que compone por su cuenta. Esa fue la vibra que muchos en la audiencia aseguraron haber sentido.

Además del solo de Ma-rian lo otro que no se esperó fue que en vez de saludar como despedida antes de “All Along The Watchtower” tocamos todo de corrido. La gente empezó a pedir un tema más pero ya no quedaba nada... a menos que... ¡”Panacea”! La recordé, por supuesto, de Prog at the Gallery. Era sólo una canción más que ni siquiera requería banda. Entonces hubo un verdadero bis, algo que surgió muy espontáneamente. En la galería siento que la toqué y canté mejor. Hay que tener en cuenta que la había practicado muchísimo para esa primera fecha de 2012. No la toqué más y de repente me encontraba ahí mismo sobre un escenario, enfrentando a una audiencia dispuesta a recibir más música. Fue la canción perfecta para dar el cierre. Incluso alguien gritó “¡Una más de Rush, Claudio!”. Espero que le haya gustado.

Durante la Gallery Night una banda que no se esperaba estaba tocando en uno de los locales en donde se exhibían pinturas. Se detuvieron cuando July prosiguió con “The Clap”. Me vi forzado a sacrificar “Panacea”, el número de apertura, para callarlos ya que era nuestro turno. Tomé a este bis como si la vida quisiera que esta hermosa y pacífica canción de Rush tuviese el protagonismo que siempre mereció tener.

Al ruedo de regreso a casa:

Algo había estado inquietándome desde que se organizó todo esto: ¿Cómo se suponía que volvería a casa después de show? Sabía que lo mejor era hacerlo en bicicleta, pero necesitaba poner todo en orden si quería que así fuese.

La noche del miércoles previo al sábado final llamé a mi amigo Juani para preguntarle si tenía ganas de ser mi acompañante. Me había contado que se estaba preparando para viajar al Noroeste de Argentina, provincia de Salta, en febrero de 2013. Iría en micro, llevando la bicicleta desarmada como si fuese otra pieza más de su equipaje. No era su intención visitar lugares allá si no había ciclismo involucrado. Mi invitación le vino bien, algo así como una excusa para entrenarse para el viaje que le esperaba. Inmediatamente me dio el “sí”. Como así lo hizo, se metió conmigo en la cabina delantera del camión que se alquiló para transportar todo el equipamiento más ambas bicicletas desde casa hasta el teatro una vez éste arribara con perfecta puntualidad aquel sábado.

Después de saludar a todos los que se arrimaron después de dar la presentación y recibir un muy lindo regalo de parte de mi amiga Odalis (mermelada de frutilla hecha con azúcar orgánica) Juani y yo dejamos el edificio. Tuve que asegurarme de que todo estuviese bien guardado y listo antes de permitirme regresar a casa. Mi papá, quien además de haber alquilado el lugar también había alquilado una camioneta para llevar a amigos de Tigre al evento, iba a traer todo el equipamiento de vuelta por medio de este mismo vehículo. Una vez que todo haya sido revisado, Juani, Juampi (responsable por la filmación de la performance de Lenny) y yo, tres amigos todavía juntos desde nuestros días escolares, nos dirigimos a la primera esquina a nuestra derecha en la vereda opuesta para comer algo en la pizzería que allí se encontraba: Zapi. Nunca ingiero alimentos antes de cantar en vivo. No quiero sentirme pesado, por así decirlo. Siempre funciona pero ahora necesitaba reponer energías después de tanto trabajo, ya sea durante el armado de escena como la mismísima performance. Ambas cosas producen desgaste físico.

Al final no pedimos pizza pero sí empanadas de verdura y tarta a la napolitana. Era dos de las alternativas del menú y fue lo que preferimos.

Dos de los cuatro integrantes de Pitagorax Anselmo, una banda de Metal Progresivo de Quilmes, estuvieron presentes en el show. Gastón “Gatex” Bernstein, su tecladista, guitarrista y cantante, es al que conozco de Facebook. Vino con su novia y dos amigos, uno de ellos bajista de Pitagorax: Pablo Chamorro. Cuando Juani, Juampi y yo nos sentamos en una de las mesas sobre la vereda estas personas ya estaban ahí esperando su orden. Tuve una corta conversación con Gastón. Dijo que le gustaría hacer algo juntos en el futuro. Hay muchas cosas que podrían hacerse así que seguramente vamos a unir fuerzas en algún momento.

Alrededor de una hora más tarde ambos grupos dejaron las mesas y comenzaron a caminar hacia el semáforo en el cual se habían encadenado las bicicletas. “No te creí cuando dijiste por el micrófono que iban a volver a Tigre en bicicleta” fue el comentario de Pablo al ver nuestros vehículos no motorizados por sí mismo. Otro comentario que recibí de él, uno que tuvo que ver con música esta vez, fue que le pareció sorpresivo ejecutar “En la Corte...” y de repente cambiar a “Epitaph” de esa manera. En cierta forma, era la idea, similar a lo que pensé en hacer al tocar “Xanadu” (intro solamente) y agregar un sonido de “Olas Permanentes” (el que aparece al final de “Natural Science”) al final del sampler de percusión electrónica de Theo Heidfeld para que Cristian pudiera darle comienzo a “Dreamline” mientras el sonido de olas se fundía.

Ya era hora de que Juani y yo pedaleáramos. Nos despedimos de Juampi, que había venido en auto y ahora tenía que cruzar la calle para alcanzar su vehículo, y de Pitagorax Anselmo. Pablo nos deseó un “bon voyage” de regreso.

No se podría haber pedido una noche mejor: excelente clima, con un viento no muy fuerte sino refrescante. Tal vez dos o tres gotas de agua hayan caído del cielo, pero por suerte nunca llovió.

Capital Federal está repleta de sendas de bicicleta. Nos ayudaron a esquivar el típico tránsito que se puede encontrar en esta área. Aun así los sábados a la noche no son tan congestionados como, por ejemplo, los lunes al mediodía. Aprovechamos todos los senderos de bicicleta en nuestro camino para hacer el mejor de los tiempos posible. Seguirlos hizo que desembocáramos en Avenida del Libertador. Acá es donde giré el torso y le grité a mi compañero, que estaba unos metros más atrás: “¡Ahora ya me siento como en casa!”. Esta es una avenida que cubre alrededor de treinta kilómetros. Se extiende desde Retiro, la estación central de trenes en Capital Federal, hasta San Fernando, justo en el límite con Tigre. Sólo teníamos que pedalearla casi por completo. (Aunque teníamos que alcanzar su punto más lejano y más allá no habíamos sido dirigidos desde la última senda de bicicleta hasta Retiro sino un poco más cerca de Zona Norte, que es la zona en la que Juani y yo residimos, por ende “casi por completo”. Me pareció bien aclarar esto). De todas maneras ambos hemos recorrido esta zona, ya sea individualmente o juntos, muchas veces en el pasado. Sabíamos dónde tomar una calle paralela y más cómoda si nos lo proponíamos.

Juani había montado su cicla junto a Cristian Caceres, otro amigo mutuo y compañero de ruta nuestro en el “Relato del Gran Viaje”, durante la temprana tarde de este mismo sábado, que ya era domingo a esta altura. Estaba, y muy comprensiblemente, un poco cansado y necesitaba un descanso. Nos detuvimos en la plaza principal de San Isidro (Plaza Mitre) a lado de la más grande catedral que haya visto alguna vez. Lo que claramente recuerdo de esta parada fue el comentario de Juani acerca del porqué de mi vuelta en bicicleta en vez de haberme subido a la camioneta alquilada con el resto de las personas que estaban volviendo a Tigre de ese modo. “Ahora estarías ahí, repasando el show con todos una y otra vez, pero no lo estás”. Comprendió, sin tener que explicarle nada, porqué la bicicleta había sido mi elección. Un show es una ocasión en la que se pasa mucho tiempo con gente. Eso es algo que se aprecia mucho, el hecho de que familiares, amigos y contactos de Internet, todos por igual, vengan a disfrutar de la entrega de uno. Después uno recibe su muy bienvenido “feedback” (si es que el show estuvo bien dado y ellos saben apreciarlo). Pero ese lindo momento tiene que detenerse a tiempo, no extenderse mucho. La bicicleta me dio esa sensación de libertad, un escape de ese caudal de comentarios acerca de algo que acababa de ocurrir. Tiempo para sí mismo permite reflexión, y eso también es algo que se valora. Además vale decir que fue un final emblemático, una celebración de todo lo que he estado haciendo durante mucho tiempo, todo en una misma noche.

Volvimos al ruedo pocos minutos más tarde. Tal vez nos haya tomado alrededor de media hora llegar finalmente a nuestra ciudad. Paramos en el primer puente que vimos, el más cercano a la estación de Tigre, para despedirnos. Pero justo antes de tomar caminos separados Juani dijo algo más, muy simple pero lindo y verdadero: “Bueno, todo terminó a la perfección”. Realmente fue así. Se sintió muy bien estar tan cerca de concluir meses y meses (por no decir “años”) de experiencias y rápidamente ver hacia atrás y darse cuenta que todo se dio para bien finalmente.

No me tomó ni cinco minutos llegar a mi casa. Cuando saqué las llaves de la mochila Liu surgió de las sombras para recibirme con su gentil maullido y tierno franeleo entre mis tobillos. 

1 comentario:

  1. ¡me encantó!la verdad que escribes muy bien y este relato supongo que lo han leído todos los miembros de la banda ¿verdad? .Impresionante cuantas coincidencias o situaciones (Facebook por ejemplo). Te felicito Claudio porque eres un excelente músico, persona, amigo, y tienes un corazón de oro...Quizás suene cursi pero es así : ) me mató leer lo del mcdonalds, lo de liu y que por primera vez me "llamaste" odalis! :- )
    ¡Por más conciertos! abrazo

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